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El papa Benedicto XVI hizo ayer un sentido llamado a la comunidad internacional para implorar “el don de la paz para los habitantes de Siria y los países vecinos”, al tiempo que llamó al silencio de las armas en la convulsionada nación árabe.
“Conocéis bien la tragedia de los conflictos y de la violencia, que genera tantos sufrimientos. Desgraciadamente, el ruido de las armas continúa escuchándose, así como los gritos de las viudas y de los huérfanos”, sostuvo el Pontífice durante el rezo del Angelus en la misa oficiada al aire libre ante unas 250.000 personas en Beirut, la capital de Líbano.
“¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte?”, dijo el Papa, de 85 años de edad, quien apeló a la comunidad internacional y en especial a “los países árabes”, para que “como hermanos propongan alternativas viables” para solucionar el conflicto.
En su homilía, el máximo representante de la Iglesia Católica Romana recordó la vocación de los cristianos de servir a la justicia. “Cada uno lo debería hacer a su manera, allí donde se encuentre”, concluyó ante miles de fieles.