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?A este hijo de p... habría que darle 50 años?...y fue perpetua

Domingo, 30 de septiembre de 2012 11:18
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Leandro Funes fue condenado por asesinar a su novia embarazada y por arrojar a su propio hijo a un precipicio.

 

Cuando desapareció Melisa Paola Zalazar, los primeros días de abril de 2005, estaba embarazada de 26 semanas. Era una adolescente de 16 años, que cursaba el secundario, estudiaba inglés y computación y vivía con sus abuelos, Nicolasa González y Carlos Ahumada, en La Cumbre, sierras de Córdoba. Su mamá había muerto cuando ella tenía dos años. Su abuela vio irse a Melisa en la tarde del 20 de abril de 2005 y la próxima vez que supo de ella, fue cuando la fiscal de Instrucción de Cosquín, María Alejandra Hillman, la llamó para informarle que habían encontrado los restos óseos de su nieta, en un barranco de Cuchi Corral, a 85 metros de profundidad.

El precipicio tiene, en total, 400 metros y es muy popular porque los parapentistas lo usan como base de despegue.

Rubio y canchero

La chica tenía 13 años cuando, por medio de una compañera de colegio, conoció a Leandro Funes, de 27 años.
Fue en esa época que se transformó en una “niña triste” como la describieron los testigos.
Se transformó en víctima de la violencia de Funes y sus amigas contaron que una vez la arrojó de una camioneta en movimiento y que la inició en las drogas. “Siempre la citaba a la noche y a veces volvía golpeada, yo nunca la toqué y ese bastardo le pegaba” , declaró su abuela Nicolasa. Melisa, era apenas una niña y se deslumbró ante este joven hombre rubio, de ojos azules penetrantes y mayor que ella, lo suficiente como para manipularla a su gusto. “Yo no quería que lo viera, porque los Funes son gente peligrosa que están metidos en la droga y todo el mundo sabe que no son de fiar... pero ella hacía lo que él le decía”, afirmó. “Yo me enteré que estaba embarazada y ella me dijo que él sabía y que la iba a ayudar a criar el bebé”... declaró resignada.
Cuando Melisa desapareció, sus abuelos supusieron que algo malo había pasado con ella. “Pensé que se la había llevado a otro lado, nunca que la había matado”, dijo Nicolasa.

Un crimen de la mano de otro

Ambos abuelos, hicieron la denuncia pero nadie se preocupó en buscarla. Sin embargo, en 2008, Leandro Funes fue imputado por “homicidio doblemente calificado por el vínculo y alevosía, en grado de tentativa” cuando trató, en dos oportunidades, de matar a su hijo de 10 años, fruto de otra relación, en el mismo barranco. La primera vez, el niño quedó atascado entre unas ramas y le pidió ayuda a su padre para salir, sin saber que él lo había empujado. Pero cuando estuvo de pie, Funes lo puso de frente al precipicio y lo lanzó al vacío. Otra vez el intento fue fallido porque el niño quedó entre el follaje, aunque en esta oportunidad, tuvo en claro que su papá intentaba matarlo.

Por eso, salió como pudo y buscó ayuda. Su madre presentó la denuncia y Funes comenzó a ser investigado. El motivo del sujeto para matar al pequeño, fue para evitar pagarle a la mujer la cuota alimentaria legal que ella le exigía. Eso lo enfureció y decidió terminar de cuajo con el problema. La Justicia lo encontró culpable y lo condenaron a 14 años de prisión. Un preso que compartía la celda con él, gritó en el mismo juzgado: “¡A este hijo de puta habría que darle 50 años”.

El valioso aporte de la prensa

Cuando se estaba sustanciando el juicio por el caso del nene, los abuelos de Melisa declararon al diario cordobés La Voz del Interior, que estaban seguros que Funes había hecho lo mismo con su nieta. Al enterarse, la fiscal de Instrucción de Cosquín, María Alejandra Hillman comenzó, de oficio, a investigar la desaparición de la niña y decidió que rastrillaran el barranco. El resultado fue positivo, a 85 metros de profundidad, en una zona de muy difícil acceso encontraron restos humanos con signos de embarazo y un anillo con dos delfines que sus abuelos y amigas reconocieron como de Melisa. Además los ADN cotejados con material genético de su padre y del cadáver exhumado de su madre, dieron positivos. A partir de allí comenzó la larga y lenta tarea de demostrar que, efectivamente, él había asesinado a Melisa.

A pesar de que “Los “Funes” como se los conoce en la zona, se encargaron de amedrentar a familiares y a testigos, finalmente, la Justicia lo imputó como “autor responsable del delito de homicidio calificado por alevosía ” por lo que recibió la pena de cadena perpetua. Y, a pesar de que sus costosos abogados apelaron y llegaron a la Suprema Corte de la Nación, hace unos días, ésta dejó firme la sentencia. Hay “indicios muy fuertes que confirman que Funes tiene un desprecio por la vida de sus hijos, ya que en distintas relaciones pudo haber llegado a tener a diez hijos pero sólo vieron la vida dos”, dijeron los especialistas.

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