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“No van a poder decidir los padres”
Gerado Bianchetti, profesor de Política Educacional de la UNSa
Creo que el involucramiento político es una necesidad de las sociedades. En la medida en que las sociedades tienen mayor grado de involucramiento, las decisiones son más sólidas.
Pienso que hay cosas que los seres humanos necesitamos ir aprendiendo. Las tres funciones básicas de la educación siempre fueron: la formación para el trabajo, la ciudadanía y la cultura.
No olvidemos que en cuarto grado se hace una jura a la bandera. Esto presenta un desafío. En las escuelas, va a haber que encontrar formas de participación que van a hacer que estas prácticas se vayan naturalizando.
¿Educamos para que participen o educamos participando? No se puede separar una cosa de otra. El hecho de que los chicos empiecen a votar, va a hacer que las instituciones empiecen a dar respuestas. Creo que el voto a los 16 años puede ser una forma de valorizar la política como el lugar donde nos debemos formar para la toma de decisiones colectivas.
Muchas veces la política fue denostada pensando que algún salvador de la patria podía venir a pensar o hacer por todos.
Cuando se lanzan estas cuestiones, son incontrolables. Nadie va a poder controlar que los jóvenes participen. No van a poder los padres decidir y decirles a los hijos a quiénes van a votar.
Estoy seguro de que, dentro de 10 años, estos chicos que empiecen a participar van a ser muy diferentes a los de hoy. Si comienzan a tomar conciencia de que sus decisiones tienen efectos, eso va a ir generando en ellos una forma diferente de ver la realidad.
“No sé si se está debatiendo en serio”
Teresa Ovejero, secretaria del Tribunal Electoral de la Provincia
No puedo decir si estoy a favor o en contra del voto a los 16 años, sino hablar de cómo puede influir en la organización electoral.
Es una decisión que, en todo caso, más atañe a áreas como pueden ser la Psicología, que pueden ver hasta dónde tienen responsabilidad o capacidad para entender este tipo de derechos los jóvenes.
La experiencia que tenemos es que vemos interés en los jóvenes. Pero por otro lado, supongo que hay tiempos para que tengan este tipo de responsabilidad.
De acuerdo a como está dispuesta la ley, hay que usar el mismo padrón para las elecciones general es que para las primarias, con lo cual, en las internas podrían votar chicos de hasta 15 años.
Sí me asusta el incremento del padrón. Próximamente, tenemos cuatro elecciones. Estamos trabajando para que todos voten en el mismo lugar las cuatro veces y evitar problemas. Son cosas que, posiblemente, con un incremento del padrón varíen.
Pienso que a veces los chicos no conocen la división de poderes. No sé si entenderían qué están votando.
Creo que hay que preguntarse de dónde nace la necesidad de que voten. Hay muchos temas que son polémicos, pero surgen de sectores que piden cosas. Lo que yo no termino de ver de dónde surge esta necesidad porque no veo que los chicos pidan votar.
No sé si se está debatiendo en serio. Si se está escuchando a los expertos en esto y analizando si vale la pena hacerlo. Que se tomen los tiempos y se vea cuáles son las consecuencias. Y que se vea cómo se va a hacer operativa esta ley.
“No hay que subestimar a los jóvenes”
Adolfo Aráoz Figueroa, secretario Electoral del Juzgado Federal de Salta
Debemos mantener una posición de prudencia. Como el debate por el voto a los 16 años es una decisión política, incumbe a una facultad privativa del poder político. El ámbito legislativo es donde debe plantearse la discusión. La Justicia será la directamente involucrada en poner en práctica la nueva ley si se aprueba.
Pero sería importante que, en el ámbito legislativo, se consultara a la Cámara Nacional Electoral para que la Justicia estuviera en condiciones técnicas y contara con los recursos, no solo técnicos sino humanos para incorporar a los nuevos votantes que se sumarían al padrón electoral.
Sería muy saludable que eso se previera para que las cosas se puedan hacer bien y que no nos encontremos, a último momento, con un colapso del sistema y una catarata de reclamos de ciudadanos que no pudieron ser incorporados o fueron incorporados en forma deficiente y no sepan dónde votar.
La clave está en la formación. La capacitación es fundamental y no debe limitarse a la escuela, sino también extenderse a los organismos electorales, el Poder Ejecutivo, las familias, las organizaciones intermedias y los partidos.
Todo el que aborde esta cuestión debe hacerlo desde el punto de vista de que no hay que subestimar a los jóvenes. Hay que respetarlos, considerarlos y escuchar su opinión.
Es importante decir que debe haber una diferenciación entre partidos y Estado. La educación orientada hacia un partido político determinado es propia de los regímenes totalitarios de partido único.
Eso es lo que debemos tratar de evitar a toda costa. Todo lo contrario, debemos apuntar a la formación hacia la libertad. Hacia la formación ciudadana responsable y democrática.
“Lo apoyo si es opcional”
Armando Frezze, abogado, exjuez de la Corte de Justicia de Salta
Ante la pregunta sobre si los chicos están preparados, yo cambiaría la pregunta y diría ¿El resto, los adultos, estamos preparados? Creo que la respuesta es igual para todos.
En principio, estoy de acuerdo con el voto a los 16 años. Pero me gustaría que, así como el voto sería opcional para los menores de 18 años, lo fuera para todos.
Es una función política que se tiene el deber de ejercer, además de un derecho. Si yo tengo que ir a votar y no tengo ganas, voto en blanco y no cumplo con mi función política.
Si es el voto para los menores de 18 años es opcional, lo apoyo. Si es obligatorio, no. No todo es tajante o blanco y negro. Con la mayoría (de edad) a los 18 años se emparejó todo un poco. Antes había un mosaico de posibilidades y capacidades distintas según las edades.
En mi opinión incide haber escuchado un programa en el que los chicos contestaban, en muchos casos, que estaban capacitados para votar pero que no estaban de acuerdo con el voto a los 16 años. Eso muestra que estaban capacitados.
Escuché a alguien decir que hay escuelas ricas para alumnos ricos y escuelas pobres para alumnos pobres. Si es así, quizás no estén todos igualmente preparados. Sobre la pregunta de por qué podrían elegir a los 16 años pero no ser elegidos... no me parece que funcione. No tiene nada que ver votar a los 16 con ser elegido. No es una ecuación matemática.
Hay que advertir la importancia de los medios en la visibilidad de las cosas. Si no, no habría forma, desde lo individual, de conocer ¿Cómo hago para requerir transformaciones institucionales o mejoras si no tengo herramientas?
“Demonizamos a la juventud”
Irma Silva, presidenta del Colegio de Psicólogos (*)
La construcción de la vida ciudadana no se presenta simplemente cuando uno va a votar. Uno aprende democracia y participación en la familia.
Estoy totalmente a favor del voto a los 16 años. Es un prejuicio pensar que no entienden y es nuestra responsabilidad que entiendan.
Cualquier partido que lo planteara hubiera sido visto como oportunista. Los jóvenes hasta ahora están insivisibilizados. Aparecen presentados ante la sociedad como seres peligrosos, asociados a la droga o al delito...
No aparecen los pibes que han tenido que salir a trabajar en condiciones precarias y son sostén de familia en muchos casos. Veo pocos medios que remarquen las conductas solidarias de los chicos. Demonizamos a la juventud.
Esto no puede ser visto como algo aislado sino dentro de políticas integrales dirigidas a la juventud. Hay que ofrecer espacios y alternativas.
Si los jóvenes no se interesaran en la política, me interesaría preguntarme por qué no interesan. La democracia se fortalece con más democracia. Apuesto al voto de los jóvenes y no por una cuestión demagógica.
* Responsable de la organización de los Consejos Consultivos de la Juventud de la ciudad de Salta.
“Hay que esperar dos años”
Armando Caro Figueroa Abogado, exfiscal de Estado
Me parece que el tema está planteado como una trampa de la cual es difícil salir. Si uno dice que está en contra del voto juvenil, parece que tiene una posición reaccionaria porque no permite participar a los jóvenes. Si dice que está a favor, parece que está a favor de una operación del Gobierno.
Creo que hay que ver el tema desde el punto de vista de la calidad democrática. Y la calidad democrática hoy en Argentina está por el suelo. Es un objetivo valioso permitir que los jóvenes de 16 años voten. Otra cosa es que eso se pueda hacer de la noche a la mañana.
Creo que eso debe formar parte de un consenso político amplio y debe venir de la mano de un proceso de educación para la democracia que debe durar al menos dos años. Estamos llamando a los jóvenes a una democracia imperfecta, y me parece bien que vengan pero también deberíamos pensar si no hay más cosas qué hacer.
Creo que el Gobierno, sin quererlo, ha abierto un debate muy importante pero esto no puede estar al servicio de una estrategia mezquina. El voto a los 16 años es una enorme oportunidad para que los jóvenes puedan trasladar sus inquietudes y valores al sistema político.