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Estoy concurriendo a la Municipalidad por trámites de comercio y con la del martes es la cuarta vez que voy. La atención en general, salvo pocas excepciones, es pésima. Miles de empleados dando vueltas por el enorme salón sin saber que hacer, sin ganas de preocuparse por responder bien ante cualquier consulta. Indolencia absoluta. El miércoles fui y saqué número sólo para que me digan los requisitos. El jueves volví, pero me pidieron otro papel que nunca me especificaron. Retorné el viernes, pero se había ‘caído el sistema‘. El martes 8 concurrí a las 7.50 para ganar tiempo, pero grande fue mi sorpresa cuando ví que el sector al que me dirigí estaba “de paro”. Era un paro sectorizado y se podía leer carteles que decían: ‘500.000 trabajadores municipales excluídos de la década ganada‘. Me pareció el colmo que estén de paro. Sin control de calidad en la atención, con empleados políticos sin preparación alguna que hoy reclaman estar excluídos. Las elecciones fueron un cachetazo a esta gestión, pero no se dan por aludidos.
Mientras uno espera perdiendo mucho tiempo, es triste ver cómo estos empleados se dan el lujo de charlar, desayunar, jugar con sus celulares o entretenerse con las computadoras; obvio que si a alguno de los contribuyentes se le ocurre interrumpirlos, te responden de la peor manera y ya quedas ‘marcado‘ como persona no grata, lo que después es peor.
Cuando tienen la amabilidad de atenderte, lo hacen de forma que vuelvas tres veces más por lo menos, porque siempre te falta algo; ni qué hablar cuando te responden ‘No hay sistema, se cayó‘ y con eso te despachan con una mirada que en realidad significa ‘Deje de molestar y vaya nomás‘.
Señor intendente, el municipio se sostiene gracias al aporte de los contribuyentes. Cada vago que ocupa como empleado es un gasto, y si está como funcionario público, al menos que lo haga de la mejor forma, respetando modales, educación y teniendo en cuenta que somos nosotros los que sostenemos tremenda estructura.