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Marcelo Diego Gatto y Ricardo Benjamín de la Vega, dos militares acusados por crímenes de lesa humanidad, declararon ayer en la reanudación del juicio por la megacausa de la UNSa, durante una agotadora jornada que demandó más de ocho horas en el edificio de la Ciudad Judicial.
Ambos están imputados por la desaparición de Víctor Brizzi, ocurrida entre el 8 y 9 de febrero de 1976, días después de haberse incorporado como soldado conscripto en la Guarnición Ejército Salta. Gatto trató por todos los medios de justificar que él no tuvo nada que ver con este hecho con el argumento de que era un oficial recién egresado, que había sido destacado como instructor en Caballería y que tres días antes de la desaparición de Brizzi fue enviado a Tucumán por el “operativo independencia”.
El militar describió el funcionamiento de la unidad militar en esa época y abundó en detalles sobre la tarea que desarrollaba. Pese a su condición de instructor, Gatto dijo que nunca supo lo sucedido con el soldado, al que dieron por desertor, con el argumento de su partida a Tucumán. El fiscal Ricardo Toranzos advirtió que el militar todavía estaba en Salta cuando la esposa de Brizzi alertó de su desaparición. “Lo suyo aparece como una coartada para quitar responsabilidad”, le señaló.
Toranzos le refirió que los exsoldados que dieron testimonio en el juicio recordaron que en las formaciones de mañana tomaban lista y cuando nombraban a Brizzi lo anotaban como ausente. “¿Cómo es posible que usted no lo haya sabido”, preguntó. “Nadie me informó de ningún desertor y de Brizzi recién supe en el 2008 cuando me citaron a declarar”, respondió. Los nervios se apoderaron del imputado con los interrogatorios de los querellantes Gastón Casabella, David Leiva y Tania Kiriaco.
Al final, el militar se mantuvo en la postura de no tener nada que ver y consideró que es víctima de una injusta imputación. Luego fue el turno de De la Vega, quien se desempeñaba como ayudante del jefe de la unidad militar, Carlos A. Mulhall, el principal imputado en esta causa. Dijo que atendió muchas veces a Cristina Cobos cuando ésta iba a los cuarteles para preguntar qué había pasado con su esposo.
“No lo buscamos”
El coronel De la Vega dijo que él solo supo que Brizzi salió con permiso y que al no regresar a los cuarteles lo declararon desertor. Negó que haya sometido a interrogatorios a la esposa del soldado cuando esta concurría al despacho de Mulhall a reclamar por su desaparición.
“Luego de que Brizzi fue declarado desertor, el Ejército no lo buscó porque esa es una tarea de la policía”, respondió el militar ante una pregunta del abogado Leiva. “Qué lo van a buscar, si ustedes lo tenían adentro del cuartel”, disparó el querellante.