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PESIMO DT EN EL OÑATIVIA
En la respuesta a mis expresiones en diario El Tribuno del 26-09-13 (pág. 25) quede claro que estaba dentro del hospital y no fuera del mismo como manifiesta el Dr. Marcelo Nallar. Este profesional cuando refiere a “mi bajo rendimiento asistencial” no menciona que, cuando estaba cumpliendo otra injusta suspensión, la gerente de Atención a las Personas del hospital que él gerencia llamó a mi laboratorio privado para pedirme realizar una biopsia por congelación para una paciente, porque no estaba el otro patólogo. Por supuesto que fui pero bajo riesgo de ser sancionado. Reclamé mis honorarios por la práctica y me fueron denegados, algo secundario para mí, mientras la paciente haya sido beneficiada. Tras esto, el gobierno del hospital, usando una fecha distorsionada, expuso al ministro de Salud a interpretar erróneamente la Resolución N§ 1075/13 en mi contra con respecto al día que se realizó la biopsia por congelación, y obviamente me expuso a otra posible sanción. Notifiqué al Ministro mediante recurso jerárquico (Expte. N§ 321-154098/13) las fechas idóneas corroboradas con las fojas quirúrgicas y de patología que coincidían con mi día de suspensión, el que a la fecha se encuentra sin resolución. Si no hubiera concurrido un patólogo ese día, el cirujano que estaba con la paciente ya dormida podría haber suspendido la operación o realizarla en 2 días diferentes dada la patología en cuestión, o sea que perjudicaba a la paciente, además de no redituar en costo-beneficio para el sistema de salud.
¿Sancionaron a los responsables de este grave ausentismo al no haber arbitrado los medios ante esta circunstancia? La respuesta es negativa. Cómo puedo tener bajo rendimiento en lo asistencial cuando los 2 patólogos nos dividimos las prestaciones en números pares e impares? Si el número de prestaciones es bajo, corresponde a la Gerencia gestionar su incremento para aumentar la productividad. Nallar no manifiesta que mis problemas con los gerentes se deben a una enconada persecución por denunciar encubrimiento de irregularidades en lo asistencial y académico en la institución hasta ahora no esclarecidas. Otra mala gestión gerencial truncó un proyecto millonario en dólares con la Universidad de Texas, que me invitó a participar como referente internacional, perdiéndose el hospital así la posibilidad de aumentar la productividad, obtener becas y materiales, etc. Cabe acotar que durante la gerencia del Dr. Lederer Outes, con el beneplácito del Dr. Oñativia, es cuando pude trabajar tranquilo e implementé en Salta el método de punción de tiroides que disminuyó dramáticamente el número de operaciones por bocio redituando en costo-beneficio al paciente y sistema de salud. Nallar manifiesta que parte del personal me declaró persona no grata (en 2002) sin aclarar que fue por mis declaraciones que expusieron lo encubierto, con el fin de favorecer a los pacientes, por lo que aquel gerente general elevó una denuncia en mi contra ante el Colegio Médico, y el Tribunal de Etica me eximió de responsabilidad alguna. Ese mismo gerente con enconada persecución me expulsa del hospital pero el Sr. ministro de Salud Dr. Díaz Legaspe me reposiciona por tratarse de una medida con vicios administrativos y jurídicos. ¿Puedo concentrar para docencia hospitalaria mi intelecto que, por estas circunstancias, lo tengo destinado principalmente para el diagnóstico a pacientes y para lidiar con persecuciones, descargos, demandas, recursos, falsas acusaciones, etc? Nallar olvida referenciar el tiempo hospitalario que usé estos años para escribir mi tesis doctoral y actuar como codirector de tesis de otro colega cirujano, perfeccionarme en Estados Unidos usando mi licencia ordinaria superando los obstáculos que la institución ponía para evitar mi asistencia, escribir decenas de trabajos y capítulos de libros publicados muchas veces en colaboración con colegas, dar conferencias como la que me valió un premio internacional en el 13er. Congreso Mundial de Tiroides 2005 con beneplácito del Senado de la Nación, y siempre figurando el Hospital Oñativia de Salta como mi lugar de trabajo como referente de la Organización Mundial de la Salud para la clasificación internacional de tumores de tiroides.
Me pregunto, ¿cuál es el daño que ocasiono con mi diaria actividad profesional para que me persigan y sancionen sistemáticamente, no será que "Maradona", como refiere a mi persona el Dr. Nallar, tiene un pésimo director técnico?
Héctor Rubén Harach
Ciudad
¿Y LAS FISCALIAS?
¿Dónde diablos queda la fiscalía?, se preguntan el 90% de la ciudadanía. Siempre estuvieron rodeadas de cierto misterio sus direcciones. Las comisarías, todo el mundo, hasta los chicos del jardín de infante, saben dónde quedan, pero la mayoría de las personas ignoran dónde están las fiscalías.
No será hora de que se las dé a conocer, con direcciones bien claras.
Marcos Attias
Ciudad