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El temor al encierro puede tener una solución

Jueves, 31 de octubre de 2013 01:07
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La claustrofobia es un problema que puede traer severas consecuencias en el normal desenvolvimiento de la vida de una persona. El miedo al encierro, afecta en todas las culturas, razas y niveles socioeconómicos, y su evolución y complicaciones son muy variables pero tiende a ser un cuadro fluctuante y crónico.

La persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en sí mismo, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como quedarse encerrado para siempre o la asfixia por creer que no hay suficiente aire en ese lugar.

En el caso puntual de la claustrofobia, es una fobia específica por la cual la persona reacciona con desesperación por miedo a ahogarse o sofocarse al quedar en el interior de un lugar cerrado que, además de ascensores, puede desatarse frente a todo espacio relativamente reducido como puede ser el subte, el tren, los aviones, los túneles o sótanos, los dispositivos diagnósticos como TAC o la resonancia magnética, las habitaciones pequeñas, teatros, cines y auditorios. Según la licenciada Lila Isacovich, directora del Área Asistencial de la Fundación Buenos Aires, “La claustrofobia en sí misma no es un trastorno de ansiedad o un ataque de pánico, sino que suscita los mismos síntomas. Es decir, cuando la persona debe enfrentarse o entrar a un lugar cerrado, comienza a experimentar los mismos síntomas que despiertan esos síndromes”.

Los síntomas más comunes son la falta de aire, el temor a morir asfixiado, taquicardia, sudoración, mareos y desesperación.

Algunas de las medidas que pueden ayudar son:

- Asegurarse de la cercanía de la salida

- Verificar que no haya ningún impedimento en la salida

- Chequear el buen funcionamiento del ascensor y de la alarma

- Ir acompañado durante el viaje

- Recordar situaciones anteriores donde no ocurrió nada

En muchos casos, la persona afectada necesita ubicarse inmediatamente en los lugares de salida, cerca de las puertas, y verificar que no se cierren.

“Para desencadenar la claustrofobia, puede o no haber ocurrido en algún momento un accidente en un ascensor, no necesariamente alguien “teme” porque alguna vez se quedó encerrado, ya que, esta dificultad, en términos psicológicos, puede estar representando otra cosa. Por ejemplo, la fantasía erótica rechazada de tener un encuentro amoroso en el ascensor, una escena de seducción, o quizá sufrir alguna agresión física, como se ve en tantas películas y publicidades, ya que es un lugar común en el imaginario social. ¿O acaso no se trata de compartir un viaje con un desconocido a solas?”, sostiene la licenciada Isacovich. Una fobia que puede ocasionar vergenza o alterar la vida normal. Las personas que sufren esta fobia, tratan de no exteriorizar el temor, y el malestar que se les genera. “Claro que si se quiere eliminar el problema, finalmente tendrán que encarar una terapia”, aclaró.

 

 

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