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Dios actúa en todo: en cada átomo, en cada planta, en cada animal y en cada ser humano. De modo que se plantea la pregunta si el menosprecio a los animales, que por ejemplo encontramos en muchos pasajes en la Biblia tradicional, puede ser realmente la Palabra de Dios. Para aquel que cree en el gran Dios creador es inimaginable que éste quiera tratar a sus criaturas con el desprecio que la Iglesia ha enseñado.
Para aquel que cree en el Dios del amor se plantea la pregunta de por qué Dios calla ante un sufrimiento tal sin intervenir.
En primer lugar, El ha creado al ser humano como un ser libre, al que no quita su libertad, y en segundo lugar El no calla. En todas las épocas ha hablado a través de profetas y, ante todo, a través de Jesús de Nazareth, después también hubo místicos y personas purificadas, que llegaron a ser permeables para el mundo espiritual y escucharon la voz de Dios en su interior.
Así se puede comprender y se hace evidente que Dios en este tiempo haya enviado a un gran profeta a los hombres, en esta ocasión en la figura de una mujer, a la que le fue posible la comunicación directa con el espíritu de Dios, surgiendo a través de ella una gran obra de manifestación que guía a los hombres a una nueva consciencia de la unidad, de la que resultará una nueva relación entre el hombre y el animal.
Uno de los mensajes del espíritu de Dios a través de Gabriele, profeta y mensajera de Dios en la actualidad, dice: “Sabed, cada uno de vosotros es el universo comprimido, y el universo es el ser, es el hogar eterno, el mar de luz, Dios. Por eso, comportaos de modo que emitáis hacia el cielo y recibáis del cielo. Si vives en la corriente del universo, eres la esencia del universo, vives en la plenitud y eres la plenitud”. En la expresión “vosotros sois universo comprimido y en vosotros está la esencia del universo”, se descubre en gran manera que la ciencia y Dios no están tan lejos.
Maximiliano Corradi
Vida Universal - Ciudad