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Un pedido desesperado. Está preso desde los 20 años y ya lleva 41 en la cárcel, tras haber cometido una cantidad innumerable de delitos que lo llevaron a convertirse en el mayor asesino de la historia del crimen en la Argentina. Cansado de su situación, ayer se supo que Carlos Robledo Puch, más conocido como el “Angel de la muerte”, presentó un escrito en el que implora salir de la prisión en la que cumple una condena a reclusión perpetua y reclama que, en caso de serle denegada su petición, lo ejecuten con una “inyección letal”.
“Está podrido de que no le den la libertad cuando ya tiene recontracumplida la pena”, expresó su abogado, Carlos Villada.
Robledo Puch cumple una pena de reclusión por tiempo indeterminado por haber cometido diez homicidios calificados, un homicidio simple, una tentativa de homicidio, 17 robos, una violación, una tentativa de violación, un abuso deshonesto, dos hurtos y dos raptos. El reo lleva 41 años recluido en el penal de Sierra Chica y su nueva petición fue girada a la Suprema Corte Bonaerense.
Su abogado sostuvo que “con la ley del 2x1 vigente, el cómputo del tiempo que lleva preso supera sus años de vida”. En ese sentido sostuvo que “con determinado cómputo tiene unos 80 años en prisión y está en los 60 años de edad”.
Villada, además, desmintió una información publicada tiempo atrás en la que se aseguraba que Robledo Puch no quería salir de la cárcel. “Se ha hecho una leyenda de que él no quería recuperar su libertad. Yo no conozco ningún preso que no quiera salir”, expresó.
En el escrito, Robledo Puch, a quien ya le negaron varias peticiones, pidió tener la posibilidad de brindar una conferencia de prensa para “contar” su verdad.
Actualmente de 61 años, el llamado “Angel de la muerte” fue detenido en 1972 por una serie de crímenes, en su mayoría de serenos de lugares a los que asaltaba junto con un cómplice. Ocho años después fue juzgado y condenado a reclusión perpetua más accesorias, por otros delitos cometidos entre 1969 y 1972.
El 27 de mayo del 2008, una vez que se conoció la prisión domiciliaria al odontólogo Ricardo Barreda, quien asesinó a su esposa, su suegra y dos hijas en La Plata, Robledo Puch solicitó un beneficio similar, pero la Justicia le negó el beneficio al considerar que no se había reformado durante su estadía en la cárcel. El múltiple asesino volvió a insistir con el pedido en 2011 y 2013, pero también se le denegó el pedido.
Toda una vida vinculada al delito
Uno de los primeros hechos delictivos protagonizados por Carlos Robledo Puch ocurrió en 1970, cuando junto a su entonces compinche, Jorge Ibáñez, asaltaron la joyería de Rachmil Israel Isaac Klinger, en Olivos. De allí se habrían llevado unos 100.000 pesos. También se los acusó de robar en un taller de caños de escape que se encontraba a pocas cuadras de la joyería.
El primer homicidio que se les adjudica a estos jóvenes ocurrió en 1971, con la muerte de Manuel Godoy, sereno de una boite de Olivos, y del encargado, Pedro Mastronardi, quienes fueron sorprendidos durmiendo.
Luego le siguieron el asesinato del sereno de una casa de repuestos, de un empleado de un supermercado y la violación y muerte de dos mujeres.
En agosto del 71 Puch e Ibáñez fueron protagonistas de un choque de auto en la avenida Cabildo. Ibáñez falleció y quedó sembrada la duda sobre si el hecho fue un accidente.
Su segundo cómplice fue Héctor Somoza. Con él habría asesinado a un hombre de una concesionaria y a otro sereno en una agencia de automóviles.
En 1972 asesinaron a un hombre en una ferretería. Tras ese homicidio, Robledo Puch habría asesinado de un balazo a Somoza y le habría quemado la cara y las manos para evitar que lo reconozcan.
Este último crimen fue el que lo llevó a la cárcel: Robledo Puch olvidó su cédula en el bolsillo de Somoza. Tenía 20 años cuando fue detenido aquel 3 de febrero de 1972.
La condena le llegó en 1980. El fallo judicial lo consideró “un psicópata con plena capacidad para comprender la criminalidad de sus actos”, aunque las pericias resaltaban que Robledo Puch procedía de un “hogar legítimo y completo, ausente de circunstancias morales desfavorables”, por lo que el móvil de los crímenes nunca estuvo claro.
El “Angel de la muerte” siempre negó haber cometido los asesinatos. En una entrevista periodística realizada en 2008 aseguró que lo condenaron porque necesitaban “crear un monstruo para tapar los problemas económicos y sociales que había en ese momento en el país”.