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Pasaron las elecciones nacionales y nos encontramos con la increíble sorpresa de que el Partido Obrero ganó en Capital (y algunos lugares de la provincia) haciendo historia en nuestra golpeada democracia. Desde aquí mis felicitaciones. La otra cara de la moneda fue el gran perdedor de estas elecciones, el justicialismo, que con todo el aparato logístico a su disposición perdió abrumadoramente en Capital y en muchos distritos que son históricamente ganadores. Sorprendentemente el domingo, los dirigentes del Partido Justicialista (encabezados por el gobernador) festejaron como un triunfo ante la sorpresa de la mayoría de los salteños. Me pregunto: ¿será esto una decadencia dirigencial?, ¿tendrían que renunciar?, ¿en las provinciales será igual o peor y seguirán? Señores: como dice mi tío, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Dr. Héctor Hugo Montero
Ciudad