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La ciudadanía salteña, la de las buenas costumbres, se está preguntando a estas horas, si a partir del 11 de noviembre próximo, verá la ciudad limpia de afiches y pancartas de los políticos candidatos en todas las elecciones que tuvieron lugar en nuestra provincia. Porque los políticos deberían de una buena vez, así como hubo entusiasmo y decisión de enchastrar paredes -la mayoría prohibidas-, puentes, postes de alumbrado y hasta árboles, cumplir el compromiso de hacer limpiar todo lo ensuciado, aunque me parece que es medio difícil que el chancho silbe. Sería muy bueno dejar de observar toda esa propaganda política, cuando estemos transitando ya los primeros meses del próximo año. Ojalá que las mismas órdenes de los señores políticos a sus pegatineros, se de para que éstos cumplan su tarea a la inversa, es decir, limpiando todo lo que ensuciaron. Que por lo menos una promesa, si es que la hicieron los políticos en tiempos de elecciones, se cumpla a rajatabla. ¿Habrá alguna ordenanza municipal que otorgue un tiempo prudencial para este cometido? Pero aunque la hubiere, no se cumpliría como muchas otras, pero como la esperanza es lo último que se pierde, esperemos que esta vez todo cambie.