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La devaluación de 2002, una herida que todavía no cierra

Sabado, 23 de febrero de 2013 21:51
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Por Ignacio Ros, economista

Traumático como pocos, el 2001 divorció a la Argentina de los mercados, en una ruptura que continúa aún en nuestros días. La salida de ese descalabro -corralito mediante- dejó una herida que aún no cierra. Al llegar la devaluación de 2002, el peso pasó a 3 pesos por un dólar. Así, el Producto Bruto Interno (lo que genera la economía argentina por año) cayó de US$ 300 mil millones a US$ 100 millones, en aquel entonces. Como la deuda se suele expresar en un porcentaje de ratio deuda/PBI, el indicador rápidamente se disparó por encima de los 140 puntos porcentuales. Posteriormente, sobrevino un proceso exitoso de desendeudamiento que poco a poco fue traicionando su naturaleza.

Al día de hoy, el ratio deuda/PBI apenas supera los 40 puntos. La Unión Europea pone como tope un 60% para los países miembro. No estamos mal. Las cuentas no están fuera de control. Sin embargo, hay un debate que vale la pena tener. Más de la mitad de esa deuda que tiene el país es intra-sector público. Es decir, con organismos como la ANSES o el Banco Central de la República Argentina. Específicamente, éste último observó cómo sus reservas se derrumbaron en casi US$ 1.000 millones al 13 de febrero. Esto, porque los depósitos en dólares cayeron, pero también por el pago de unos US$ 250 millones de deuda. El jueves pasado las reservas perforaron la barrera psicológica de los US$ 42 mil millones. Con US$ 41.871 millones tocaron el nivel más bajo desde el 14 de junio de 2007.

De la mano de un Banco Central que -viento de cola mediante- no es capaz de comprar un número significativo de divisas y conservarlas, y con una financiación casi permanente al Tesoro, la emisión crece. Durante las primeras semanas de febrero la suba interanual de la base monetaria (dinero circulante, más depósitos a la vista) creció al 38,6%, frente al 35,2% registrado en enero.

“Mercados” se transformó en una mala palabra. Tal vez porque hoy somos incapaces de tomar deuda a una tasa menor de dos dígitos. Quizás sea porque nuestro riesgo país, en torno a los 1.100 puntos, supera ampliamente al de economías como la venezolana, que se ubica por encima de las 720 unidades.

En la región

Al parecer los “Gobiernos amigos”, aquellos que tienen una visión similar de la política y la economía, están tomando nuevos rumbos. No sólo me refiero al chavista.

La administración de Rafael Correa en Ecuador anunció que quiere emitir un bono y volver a los mercados después de ocho años. La historia de este país no fue menos traumática que la de la Argentina. En 2008, el Estado ecuatoriano suspendió los pagos de su deuda externa en dos instancias. No obstante, Ecuador entiende la importancia de tener la venia del mercado. Le repito, no son casos aislados. La región está entendiendo la idea. Evo Morales logró colocar el primer bono después de casi un siglo. Para envidia nuestra, lo hizo con un título a casi 10 años y con un rendimiento de apenas 4,9%.

Sí, menos de la mitad del porcentaje al cual podríamos colocar nosotros hoy, basándonos en el actual riesgo país criollo. Paraguay también colocó deuda a tasas bajas. Ninguna de estas naciones está pasando por severas crisis o está ahogada a punto tal que hayan tenido que traicionar sus principios para salir a buscar capitales. Saben la importancia de estar insertadas en el mundo .

 

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