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Oscar Pistorius y su vertiginosa carrera al infierno

Sabado, 23 de febrero de 2013 23:57
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Carlos Monzón fue acusado de matar a Alicia Muñiz un 14 de febrero, el mismo día que Pistorius mató a su novia Re eva, de cuatro tiros.

Pistorius deberá entregar sus armas y pasaportes, permanecerá en su casa y tendrá que presentarse en una comi saría dos veces por semana.

Cada tanto la prensa ofrece historias que estremecen por lo increíbles. Son historias extravagantes que muestran la sutil frontera entre el éxito y el fracaso; entre la gloria y el infierno; entre la inocencia y la condena. Un instante de furia puede marcar un implacable antes y después en la vida de alguien, sin distinción de raza, credo, fama o geografía.

Alcanza con recordar el caso de O. J. Simpson, astro del fútbol americano, quién fue juzgado en 1995 por el crimen de su ex mujer Nicole Brown y su amigo Ronald Goldman. A pesar de ser declarado inocente, la imagen pública de Simpson quedó muy dañada, y su carrera como actor, arruinada.

Sin ir muy lejos, Carlos Monzón, gloria del box nacional, dueño del título de campeón mundial de la categoría mediano entre 1970 y 1977; considerado uno de los mejores deportistas argentinos de la historia, fue acusado y hallado culpable de matar a su esposa, la modelo Alicia Muñiz, el 14 de febrero de 1988. Ese día Monzón puso un velo sombrío sobre su gloriosa performance deportiva y esa sombra lo acompañó hasta su trágico último día.

Paradójicamente, también un 14 de febrero, pero del año en curso, ganaba protagonismo en la prensa de todo el mundo el atleta con piernas de fibra de carbono, Oscar Pistorius, estrella indiscutida de Londres 2012 por su mejor marca de 45,07 segundos en los 400 metros. Pero esta vez no fue por una hazaña deportiva. El jueves 14 de este mes, día de San Valentín, asesinó a su novia, la modelo Reeva Steenkamp (30 años), de cuatro disparos a través de la puerta del baño. Dicen que el atleta habría confundido a la mujer con un ladrón y le habría disparado por error, pero la fiscalía de Pretoria, en Sudáfrica, no avala esta versión, incluso afirma que lo hizo con “premeditación”.

A partir de ese instante paranoico, Pistorius, un atleta olímpico y paralímpico de 26 años que corre con prótesis de fibra de carbono por una doble amputación en sus piernas cuando tenía 11 meses de vida, afronta la posibilidad de prisión perpetua por asesinato.

De un momento a otro pasó de ser el velocista con más alto perfil en la historia de los paralímpicos, a un asesino de sangre fría, cuyo amor por las armas se convirtió en obsesión.

Oscar Leonard Carl Pistorius nació en Sandton, Johannesburgo, Sudáfrica, el 22 de noviembre de 1986. Llamado popularmente “Blade Runner”, posee las marcas mundiales en las pruebas de 100, 200 y 400 metros lisos para atletas que han sufrido una doble amputación.

Para correr utiliza prótesis transtibiales construidas en fibra de carbono. Aunque estas piernas artificiales le permiten a Pistorius competir, su uso generó debates por alguna posible ventaja injusta que pudiera tenersobre otros corredores. Mide 1,85 m con prótesis y pesa 80,6 kg. Ganó ocho medallas paralímpicas y consiguió la mínima para correr en los Juegos de Londres 2012.

La relación que unía a Pistorius con Steenkamp parecía un cuento de hadas. Horas antes de su muerte, en la víspera de San Valentín, la modelo tuiteó: “¿Qué tenés bajo la manga para tu amor mañana?”. El atleta sin piernas tenía en su cuarto un revólver, dos bates y una metralleta.

Tal vez los celos del deportista habrían desencadenado su ira durante la madrugada trágica. Dominique Piek, una amiga de Reeva Steenkamp, contó que Pistorius desconfiaba de la amistad que su novia mantenía con el cantante sudafricano Mario Ogle, de 24 años, con quien compartía el reality de la isla de los famosos de Sudáfrica, “Tropika Island of Treasur”. Incluso, según la versión de Piek, le habría pedido que dejara el programa.

Según el diario sudafricano The Star, cuando Pistorius volvió de los Juegos de Londres y descubrió que la modelo había iniciado una relación con el productor televisivo Quinton van der Burgh, habría reaccionado amenazándolo con romperle las piernas.

Tampoco era la primera vez que el atleta, cazador, amante de las armas y practicante de tiro al blanco en las noches de insomnio, se desenvolvía en su hogar como si estuviera en plena guerra. “Nada como llegar a casa, escuchar la lavadora encendida, pensar que es un intruso y entrar en la cocina preparado para el combate”, tuiteó el 27 de noviembre pasado.

Reeva, la amante víctima de Pistorius, en una entrevista dada a la revista Heat una semana antes de su muerte, dijo: “Yo adoro a Oscar. Lo respeto y lo admiro muchísimo. No quiero que nada se interponga en su carrera”.

El asesinato y las acusaciones que emergieron en la audiencia para lograr la salida bajo fianza del atleta, sorprendieron en todo el mundo, ya que la gloria de Pistorius en la pista era un ejemplo inspirador de triunfo frente a la adversidad. Sin dudas, el impacto mayor golpeó a Sudáfrica, un país que hace un culto del deporte, donde Pistorius era considerado un héroe inusual, con el plus de haber trascendido las divisiones raciales, 19 años después del fin del apartheid.

El caso también conmovió y espantó a la compañía estadounidense de indumentaria deportiva Nike, que inmediatamente suspendió su contrato de patrocinio con Pistorius. Esta semana, grupos de operarios escalaron los carteles en las autopistas sudafricanas para desmontar las publicidades con la imagen del atleta. Así, el imperio económico que le proporcionaba unos dos millones de dólares anuales a Blade Runner, comenzó a tambalear peligrosamente.

Hasta el 14 de febrero, Pistorius encarnó como nadie los valores ejemplares del deporte para la humanidad, la lucha, el compromiso y la superación. Ganó todas las medallas posibles en las competiciones paralímpicas y no paró hasta disputarle el puesto a deportistas enteros, sin defectos.

Ahora, la carrera que enfrenta es judicial y, en Sudáfrica, el homicidio premeditado se castiga con cadena perpetua.

El juez Desmond Nair le concedió este viernes la libertad bajo fianza por la suma de 113.000 dólares.

Nair dispuso que el caso se reabrirá el 4 de junio y, mientras tanto, Pistorius deberá entregar todas sus armas de fuego y sus pasaportes, deberá permanecer en su casa, entrar en contacto con los testigos del caso, no consumir alcohol y presentarse en una comisaría dos veces por semana. Sin dudas, hasta el momento del juicio, los medios de comunicación de todo el mundo seguirán escarbando en la zona oscura de este hombre que hasta el jueves 14 de febrero era un ejemplo de superación y un referente de la sociedad sudafricana.

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