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Dramáticos relatos de nuevas víctimas de secuestros virtuales

Jueves, 07 de febrero de 2013 22:32
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Damnificados. Se lamentaron por no tener identificador de llamadas, aunque ya solicitaron los aparatos tras las extorsiones.

“Hola, soy un suboficial de la Policía y lo llamo por un accidente que ocurrió en la avenida San Martín al 1.600. Me dieron este teléfono y quería consultarle qué familiar suyo podría ser el lesionado. Dígame ¿como es el nombre de su pariente que anda un vehículo de tales características?” Tras escuchar las respuestas, el supuesto policía continúa: “Ah, si es él (o ella), pero en realidad no está accidentado, lo tenemos secuestrado por equivocación, así que necesitamos dinero de manera urgente. No avise a nadie, solo siga nuestras instrucciones o le va a ir muy mal”.
Sin seleccionar profesión, clase social o religión, este relato se repitió el miércoles pasado en al menos cuatro casas, entre las 11.15 y las 12, generando un shock en las víctimas, quienes decidieron acudir a la Policía y así sumarse a las más de 30 denuncias previas por secuestros virtuales.
 

La primera víctima, un médico

El terapeuta del Hospital de Niños, Miguel Angel Arroyo (66), fue uno de los primeros damnificados de la mencionada jornada, en la que creyó que su hija menor había sido raptada por desconocidos. En diálogo con El Tribuno, el profesional comentó el lamentable momento vivido: “Un hombre que se hizo pasar por el suboficial de la Policía Marcelo Moreno llamó a mi consultorio a las 11.15 y preguntó quién era el encargado del lugar, por lo que la enfermera la derivó a mi interno, no sin antes darle mi nombre y apellido. Luego, este sujeto se presentó y me contó que un familiar había sufrido una colisión vial y me nombró cinco marcas de autos (entre ellos una Toyota Hilux y un Peugeot 308) en los que podría haber ido alguien de mi entorno y recordé que el novio de mi hija menor, Macarena (22), tiene un Peugeot. Luego me preguntó su nombre y al darle sus datos me dijo que sí era ella, pero que no estaba accidentada, sino que la habían secuestrado por equivocación y que para dejarla en libertad yo le debería dar $50.000”, contó, agregando que el sujeto le dijo “tu hija está desesperada, así que conseguí el dinero urgente o le vamos a cortar un dedo y te lo vamos a enviar para que sepas que es ella. A ver, te voy a pasar con Macarena porque no para de llorar’ y escuché un grito: ‘¡Papá ayudame, papá!’, luego de lo cual el delincuente siguió:‘Viste, es ella así que conseguí los $50.000 ya’, me dijo, pero me animé a cortar el teléfono y llamarla a mi hija para asegurarme que estuviera bien. Luego llamé a la Policía”.

Una jubilada

Elba Rodríguez (82) recibió idéntico llamado cerca de las 11.20, y según explicó a El Tribuno el modus operandi fue el mismo: “Me dijeron que mi hija había tenido un accidente y necesitaban sus datos así que de manera urgente se los di. Después me comentaron que no había protagonizado un choque y que en realidad estaba secuestrada y que para dejarla en libertad necesitaban $20.000. “Desesperada, le dije que solo tenía $1.000 y les di mi número de tarjeta de crédito, pero me preguntaban a cada rato si es que la quería a mi hija. Yo les contestaba que sí y me volvían a extorsionar. Luego me pasaron con la supuesta secuestrada, que me dijo: ‘Mamá, ayudame por favor’. Me di cuenta que no era ella y les corté, y luego denuncié el hecho”, cerró.
 

“Tenían la dirección de mi trabajo”

El mismo día que el médico Miguel Angel Arroyo y la jubilada Elba Rodríguez recibieran llamados extorsivos, una empleada doméstica identificada como Mónica Flores (32) comentó a El Tribuno que ella también fue víctima de un llamado anónimo extorsivo.

“Cerca de las 12, un supuesto efectivo de la comisaría 5 llamó para avisarme que alguien del domicilio al que llamaba había tenido un accidente en la avenida San Martín y que quería averiguar los datos de las personas que se manejan automóviles en la familia. Le dije que mi patrón era Jorge Barazzutti y que él andaba en un vehículo”.

“Luego me dijo que en cinco minutos me iba a volver a llamar porque sí era mi patrón la persona que estaba con él, pero me explicó que no tuvo un accidente y que estaba secuestrado, así que me pidió que busque dinero”.

“A los cinco minutos volvió a llamar y me pasó con el "secuestrado' que no sé qué me dijo, pero me di cuenta que no era mi patrón, así es que le contesté que no tenía nada de dinero. El hombre se puso nervioso y me dijo que ni se me ocurriera salir a la calle o llamar a la Policía porque estaba en la esquina de mi trabajo y sabían la dirección exacta. Me preocupé tanto que dejé el teléfono descolgado y me trepé a la terraza para luego saltar a la casa de unos vecinos y desde ahí hicimos la denuncia a la Policía y nos comunicamos con mi jefe, quien me tranquilizó”.
 

LOS CASOS SON MUCHOS

Fuentes policiales indicaron a El Tribuno que si bien fueron alrededor de 30 las denuncias recibidas, “serían al menos 60 los casos, aunque muchos no dan aviso a la Policía por temor”

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