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Aquellas vueltas de la escuela apuradas para tomar la leche viendo las aventuras de Hijitus, Larguirucho, Oaky... Aquellos días esperando, ansiosos, la llegada de Anteojito al quiosco... Aquellas caritas atentas cuando Petete hablaba desde el Libro Gordo... Aquellas frases de los personajes que no faltaban en cualquier charla... Aquella infancia...
Una forma de entretener que acompañó el crecimiento de varias generaciones y cuyos protagonistas quedaron como sellados en los corazones de niño. Todo eso y muchas cosas más porque un hombre, español de nacimiento, las sacó de su ingenio, les dio vida y un nombre, para el regocijo de miles de pequeños corazones de esta parte del mundo.
Ese hombre llamado Manuel García Ferré falleció ayer a los 83 años, durante una intervención cardíaca, en el Hospital Alemán de la Capital Federal. Había nacido en la ciudad española de Almería, el 8 de octubre de 1929, y se radicó en Argentina a los 17 años, huyendo del franquismo. Aquí comenzó a estudiar arquitectura mientras, para solventar los gastos de la costosa carrera, trabajó como free-lance para agencias de publicidad, y por las noches comenzaba a darle forma a su futura galería de personajes. Cuando tuvo varios terminados, comenzó a recorrer las redacciones de las revistas en busca de un espacio para sus creaciones. Así logró en 1952 que el personaje Pi-Pío fuera aceptado en la revista Billiken, de Constancio Vigil.
Pi-Pío vivía en un pueblo llamado “Villa Leoncia”, lugar donde aparecerían por primera vez otros personajes que se volverían famosos: Oaky e Hijitus.
Entonces, ya era un reconocido historietista y se lanzó al mercado con la revista Anteojito, que editó durante más de 30 años. Tomó como imagen central para la revista al personaje que se había hecho popular con anterioridad, protagonizando una serie de dibujos animados publicitarios para la televisión.
Durante tres décadas las revistas Billiken y Anteojito fueron las líderes del mercado del público infantil.
En 1967 estrenó en televisión la serie de dibujos animados Hijitus, que se transmitió diariamente por Canal 13 hasta 1974, aunque esa emisora volvió a emitirla en 2012. Fue la primera serie televisiva de dibujos animados de la Argentina y la más exitosa de América Latina, en toda su historia. Su primer película fue “Mil intentos y un invento” de 1972, “Petete y Trapito” de 1975, “Las aventuras de Hijitus”, “Calculín”, “El Libro Gordo de Petete”, aunque estas dos comenzaron como series de TV.
Luego la siguió “Ico, el caballito valiente”, la exitosa y taquillera “Manuelita”, “Corazón, las alegrías de Pantriste” y la última del 2012 fue “Soledad y Larguirucho”, con la reconocida cantante.
Además de Villa Leoncia, García Ferré creó otro mundo imaginario que fue Trulalá, la ciudad en la que vivía Hijitus, en la que existían personajes como el Boxitracio, el profesor Neurus, Pucho y el comisario.
El Patriarca de los Pájaros, Serrucho, Larguirucho, Gold Silver, el padre de Oaky, Gutiérrez, el perverso mayordomo y chofer de Gold Silver, fueron otros personajes. En ese mundo de comics también se destacaron La Bruja Cachavacha, la Marañaza, Pantriste, Petete, Pichichus, Ovidio, Pi-Pío, Paco Pum, Raimundo, Trapito y Kechum, entre otros.
Frases inolvidables
- Sombrero sombreritus, conviértete en Súper Hijitus. ¡Fu fuuu y chukuchukuchuku! Las palabras mágicas de Hijitus para devenir en superhéroe. Luego se metía en el sombrero y salía transformado.
- Tiro lío, cosa golda. Lompo l’alma: de Oaki, el bebé millonario cuyo padre, el aristócrata Gold Silver, lo descuidaba por completo.
- Marche preso, desacatao. Lo voy a mandar a repimporotear al calabozo: del comisario cada vez que detenía a alguien. Era la máxima autoridad de Trulalá, el pequeño pueblo donde vivían Hijitus y sus amigos.
- Este que, profesor... de Pucho, el fiel y torpe ayudante del malvado profesor Neurus.
- El libro gordo te educa, el libro gordo entretiene y yo te digo contento, hasta la semana que viene: de Petete. Era la frase de despedida de un micro educativo.
- Ju ju ja ju ja ju y hablá mas fuerte que no te escucho, de Larguirucho.
- ¡Intríngulis-chíngulis! ¡Uh! ¡Uh! ¡Uh!: Anteojito dixit.
- ¡Cállate, retonto!: de Neurus. Casi siempre, dedicada a Pucho aunque a veces la ligaba Largirucho.