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México está de moda, salvo en México

Lunes, 04 de marzo de 2013 21:54
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Durante una visita a México la semana pasada, me sorprendió la sonrisa escéptica con que muchos mexicanos reaccionan ante los artículos que están saliendo en la prensa internacional vaticinando que México será la próxima estrella de la economía global, y que ya ha llegado “el momento de México” y que eclipsará a Brasil, y tal vez a India y China, como la nueva potencia del mundo emergente.

La semana pasada, la prestigiosa revista Foreign Affairs publicó un artículo de portada bajo el título de “México Triunfa”. Poco antes, el 26 de enero, el New York Times había publicado un artículo de opinión titulado: “México: la nueva China”. El Financial Times de Gran Bretaña, publicó un extenso artículo en enero titulado: “México: el Tigre Azteca”. A fines del año pasado, la revista británica The Economist había publicado un artículo titulado “El ascenso de México”.

Hasta hace pocos meses, casi todos los medios internacionales habían publicando titulares escalofriantes sobre la violencia en México, y sobre los 60.000 muertos en la guerra contra las drogas de los últimos seis años.

¿Cómo se explica este súbito cambio en la imagen de México? Quizás México sea el nuevo niño mimado de la prensa internacional no tanto por mérito propio, sino porque Brasil, China e India están creciendo más lentamente. La economía mexicana creció 4% el año pasado, mientras que la de Brasil creció el 1%. Además, los periodistas muchas veces somos como pájaros sentados sobre un cable telefónico: una vez que uno levanta vuelo, todos levantan vuelo.

En mi visita a México, encontré un escepticismo generalizado sobre el enamoramiento de la prensa internacional por México. “Después de tantos años de un crecimiento económico mediocre, sigue habiendo un sentimiento de frustración”, me dijo el encuestador Ulises Beltrán, director de la encuestadora BCG. Según la última encuesta de Beltrán, solo el 46% de los mexicanos cree que los próximos cinco años serán mejores, comparado con el 56% a principios del 2006.

La confianza de la gente ha crecido un poco desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió la presidencia en diciembre, pero el 66% dice que la situación económica de México es “regular” o “mala”.

Durante un panel en el que participé en Ciudad de México la semana pasada, cuando le pregunté a un público de alrededor de 500 personas si eran optimistas con respecto al futuro de México, solo la mitad de la gente levantó la mano. Y casi todos los analistas políticos reaccionan con una mezcla de cautela y humor a los pronósticos optimistas del extranjero.

Mi opinión: México no es una “nueva China” ni un “Tigre” de la economía mundial, al menos todavía no. Pero no hay duda de que hay una constelación de factores positivos que actúan a su favor, como no hemos visto en décadas. La recuperación económica de Estados Unidos ayudará a las exportaciones de México; la probable reforma inmigratoria estadounidense legalizará a millones de mexicanos que conseguirán empleos mejor pagos y enviarán miles de millones de dólares adicionales a sus familiares en México, y el alza de los salarios en China ya está haciendo que cada vez más empresas multinacionales se muden de China a México.

Igualmente importante, un pacto político firmado el 2 de diciembre entre los tres principales partidos políticos de México podría materializar las muy postergadas reformas educativa, energética y de telecomunicaciones que tanto necesita el país. La aprobación, la semana pasada, de una enmienda constitucional que permitiría la evaluación de los maestros, junto con el muy publicitado arresto de la todopoderosa líder del sindicato de maestros Elba Esther Gordillo, podrían indicar que Peña Nieto está seriamente decidido a impulsar estas reformas.

Pero para que “el ascenso de México” se convierta en realidad, los mexicanos tendrán que empezar a creerlo ellos mismos. Hasta hora, Peña Nieto ha hecho un buen trabajo de convencer a los extranjeros de que México está en ascenso, pero ahora tendrá que hacer lo mismo en casa, para que la autoestima de los mexicanos crezca. Si los mexicanos no están convencidos, “el momento de México” no durará demasiado.

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