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El plenario de obispos cerró ayer, tras seis días de deliberaciones sin un pronunciamiento sobre la realidad sociopolítica del país pero con dos mensajes por la beatificación del cura Brochero, prevista para el 14 de septiembre en la localidad cordobesa que lleva su nombre.
La 105ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que preside monseñor José María Arancedo, deliberó desde el lunes en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, donde el martes emitió una breve declaración con advertencias sobre los proyectos de reforma al Poder Judicial que impulsa el gobierno kirchnerista. “Entendemos que un tratamiento apresurado de reformas tan significativas corre el riesgo de debilitar la democracia republicana consagrada en la Constitución, precisamente en una de sus dimensiones esenciales como es la autonomía de sus tres poderes”, alertó la Iglesia en el documento. El centenar de obispos ratificó de ese modo que no quieren apuros en el tratamiento en el Congreso de las iniciativas del oficialismo, por lo que reclamó “amplias consultas, debates y consensos previos en consonancia con la magnitud de los cambios propuestos”. El miércoles también difundieron una carta del papa Francisco en la que alienta a sus hermanos obispos a que salgan hacia todas las periferias existenciales, al recordarles que “una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro”, y dijo que prefería “una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.