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Del Watergate a una lujosa ?cueva?en Puerto Madero

Sabado, 20 de abril de 2013 23:27
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El paralelismo no tiene nada que ver con la magnitud del caso Watergate que significó la caída del presidente Richard Nixon en los Estados Unidos, con este explosivo caso millonario de lavado de dinero, que involucra a inescrupulosos financistas y ambiciosos empresarios en la búsqueda del dinero fácil, siempre a la sombra del poder.

La denuncia de Jorge Lanata reveló detalles de lo fácil que es el camino para convertirse en millonario en un país, en donde las leyes son implacables en algunos casos, aunque se relajan, de acuerdo a la ocasión. En el programa de TV, desde el punto de vista del derecho, el acusado fue el constructor Lázaro Báez junto a los protagonistas -Leonardo Fariña y Fernando Elaskar-, luego dos autoproclamados arrepentidos que afirmaron haber sido parte del supuesto circuito de blanqueo. Desde el punto de vista periodístico, el formato que tuvo el escándalo incluyó entrevistas formales, profusión de datos históricos y cámaras ocultas.

Precisamente el día después del programa de Jorge Lanata con su explosiva denuncia, Leonardo Fariña, salió a desmentir al periodista y dijo: “Quería ficción y le di ficción”, yo también, al menos aspiro tener esa oportunidad y decir el día de mañana: “Cómo se muere gente que antes no se moría”. Eso también es ficción. En esa línea el Watergate tenía su “garganta profunda”; el Lanatagate, en este caso, también tiene “su datero profundo”, aunque habrá que esperar 30 años para saber su nombre.

El escándalo del edificio de Watergate que significó primero, la detención de cinco hombres vinculados al Comité de Reelección del presidente y luego, la renuncia de Richard Nixon a la presidencia de Estados Unidos se desencandenó con la existencia de cintas magnetofónicas incriminatorias del presidente y su negativa a ponerlas a disposición de la justicia. Terminó después en un duro enfrentamiento entre el ejecutivo y el judicial. La opinión pública forzó finalmente a la entrega de esas cintas, pero una fue alterada y dos desaparecieron. Aquella vez la justicia tuvo un papel preponderante.

El caso argentino

En Puerto Madero, la situación es diferente, porque recién después de muchos años la justicia empezó a actuar y las primeras medidas dispuestas por el juez federal Sebastián Casanello habrían sido los allanamientos llevados a cabo en “La Rosadita”, la financiera ubicada en Puerto Madero, la casa que el propio Fernando Elaskar tiene en el coqueto barrio.

En su pedido, el fiscal federal Ramiro González y Carlos Gonella de la Procelac (Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos), pidieron 15 medidas de prueba que incluyen gran cantidad de informes a la Inspección General de Justicia, la Afip, el Banco Central y el Banco Nación.

“La Rosadita” está en una zona que fue creciendo en las dos últimas décadas ganándole terreno al río y edificando grandes edificios, lujosos restaurantes e imponente hoteles.

En ese lugar se levanta una escultura que se denomina “El Cincel” y que muchos lo presentan con la popular definición de “monumento al clavo” y que a partir de ahora también podría ser a la corrupción.

 El peor de los pecados,
delatar a un cliente

¿Qué motivó el largo arrepentimiento de Leo Fariña (casi dos años) y la súbita contricción de Fernando Elaskar?. Todo ocurrió en el programa emitido por el canal del Grupo Clarín. El financista argumentó cierto despecho por haber sido enajenado de su empresa y sufrir amenazas de muerte. Eso habría explicado su necesidad de ponerse a cubierto a un año atrás. Hoy, doce meses después, no queda claro cómo su arrepentimiento puede llevarlo a recuperar su compañía, y menos cómo ayudará a su reputación, luego de hacer el único pecado imperdonable en el mundo de las finanzas negras: delatar a un cliente. El mismo principio rige para Leonardo Fariña, quien dijo estar dispuesto a “contar todo” para “limpiar su imagen”.

Luego de sus declaraciones ambos involucrados salieron a decir que casi todo lo que habían dicho en el programa de Lanata había sido mentira.

Una vieja historia

Elisa Carrió había denunciado en el 2008 a Néstor Kirchner y Lázaro Báez por “asociación ilícita”. Esta causa se tramita ante el Juzgado Federal N§ 12 de la Capital Federal sin pena ni gloria a pesar de sus diversas ampliaciones.

En el mismo expediente, Carrió también denunció por “posibles actos de corrupción” a “Julio De Vido, Claudio Uberti, Rudy Ulloa Igor, Ricardo Jaime, Cristóbal López y Lázaro Báez”.

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