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15 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Nafta, alcohol y abandono: las heridas invisibles de niños en Morillo

El consumo problemático en chicos y adolescentes golpea fuerte y el municipio intenta prevenir y contener.
Lunes, 14 de julio de 2025 23:31
En plazas y calles de Morillo, los chicos se agrupan sin supervisión, ni contención, muchos inician el consumo de nafta a los 10 años.
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En el interior profundo de Salta, Coronel Juan Solá, conocido como Morillo, es una de las postales más duras del abandono estructural. Allí, niños desde los 10 años inhalan nafta dentro de envases Tetra Brik y beben alcohol etílico mezclado con jugo o gaseosa.

"Desde los 10 u 11 años ya podemos detectar consumo en chicos y adolescentes", reconoció el interventor del municipio de Rivadavia Banda Norte, Marcelo Córdova. La desnutrición, la deserción escolar y la ausencia de equipos especializados conforman un cuadro crítico que golpea con fuerza en comunidades originarias.

Y añadió: "Son muchas las acciones que se han tomado desde el municipio para la prevención sobre todo de consumos problemáticos porque una vez que caen en alguna de las adicciones, es muy difícil recuperar a los chicos. No existe un cuerpo de asistentes sociales, ni terapeutas que puedan encarar esta problemática de las adicciones. Así que nos dedicamos desde el municipio a trabajar en las tareas de prevención", explicó Córdova.

Aseguró que desde su gestión municipal puso en marcha estrategias de contención comunitaria. Una de las principales es el fortalecimiento del deporte: más de 120 chicos participan actualmente de un club local que compite en la Liga del Bermejo, lo que les permitió adoptar rutinas saludables. "Ya no salen de noche, ya se cuidan los fines de semana", indicó Córdova.

"Energía dispersa"

Además, se desarrollan actividades culturales en iglesias y centros comunitarios, con clases de música (teclado e instrumentos), canto, pintura y dibujo. "Apuntamos a brindar esa contención que les falta a los chicos que canalizar la energía dispersa por lo que muchas veces caen en los consumos problemáticos por falta de alternativas mediante las que puedan canalizar", señaló Córdova.

El escenario educativo también plantea desafíos. En el municipio hay 32 escuelas primarias, muchas de ellas con matrícula exclusivamente originaria, como: 4828 del paraje kilómetro 92, Tambor de Tacuarí, San Patricio, Los Baldes, Los Ranchitos, Capitán Pages.

Clases buscan ofrecer alternativas de contención.

En la secundaria la situación cambia: sólo hay cinco escuelas en todo el municipio, una de ellas, por ejemplo, tiene matrícula exclusivamente originaria en el kilómetro 2 en Pluma de Pato. La inserción de adolescentes indígenas es compleja. "Este año ingresaron por primera vez más de 45 alumnos a la escuela secundarias que son de las comunidades y les estamos dando clases de apoyo y refuerzo para que puedan adaptarse mejor porque llegan con una base muy mala desde la primaria, lo que les genera frustración y posibilidades abandono", agregó.

"Los chicos tienen posibilidad de asistir a clase dentro de su misma comunidad, no tienen que moverse siquiera de la comunidad", aseguró.

Sobre el inicio del consumo, Córdova relata que los chicos se agrupan en las calles y consumen nafta robada de los tanques de motos, muchas veces impulsados por pares. Lo consumen dentro de cajas de Tetra Brik. "No solamente lo vemos en Morillo, sino también en comunidades de La Loma, Embarcación y Tartagal", advierte.

Aunque no arriesga cifras, Córdova confirma que hubo muertes violentas vinculadas sobre todo al consumo de alcohol, en enfrentamientos entre jóvenes de distintos barrios, especialmente de comunidades originarias, como La Cortada y Cacique Catan, donde se registró el último caso de una muerte, el año pasado.

Otra arista crítica es la desnutrición. Córdova la detectó al asumir, a fines de 2024. "Estamos trabajando fuertemente con el tema nutricional y de apoyo a las escuelas para que los chicos no abandonen las aulas donde tienen asegurada una comida diaria", remarcó

En ese marco, el municipio gestionó con el gobierno provincial un colectivo donado por SAETA, que transporta los chicos que viven sobre la ruta nacional 81 hacia distintas escuelas. "Eso nos permitió que más de 100 chicos vuelvan a las aulas", aseguró.

"Estamos tratando de darle contención a los chicos, tanto desde el apoyo humano con profesores y actividades, como así también con infraestructura para mejorar la parte edilicia, deportiva y que tengan lugar para pasar su tiempo libre y no lo utilicen mal", finalizó el interventor.

 

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