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Rebeldes sirios atacaron una villa en el este del país y mataron a decenas de chiítas, la mayoría combatientes del Gobierno, informaron activistas ayer. Un funcionario sirio condenó el ataque y dijo que fue una “masacre” de civiles.
Este suceso pone en evidencia la naturaleza sectaria del conflicto en Siria que ha dejado más de 80.000 muertos, de acuerdo con la ONU. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, informó que al menos 60 personas murieron en la villa de Hatla, en la provincia de Deir el-Zour, el martes. Hatla es un poblado rico en petróleo fronterizo con Irak. Miles de rebeldes participaron en el ataque y al menos diez de ellos murieron en el enfrentamiento, indicó el Observatorio.