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“La Santa Sede sigue con atención lo que está sucediendo en Brasil”, dijo Ciro Benedettini, subdirector de la sala de Prensa del Vaticano, ante la situación de protestas que vive ese país.
Benedettini hizo esta afirmación en respuesta a la pregunta de un periodista sobre las manifestaciones que se están dando en Brasil.
Las protestas comenzaron por un aumento del precio del transporte público, se extendieron por todo el país y, aunque el alza fue revocada, prosiguieron en varias ciudades.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo estar dispuesta a recibir a los “indignados”, después de una jornada en que las protestas perdieron fuerza tras congregar el jueves a 1,2 millones de personas.
Rousseff se refirió a varias de las causas del malestar, que pasan por la pésima calidad de los servicios públicos, la salud y la educación, la corrupción y el gasto público en la Copa Confederaciones y en el Mundial de fútbol de 2014.
El papa Francisco tiene previsto presidir en julio en Brasil la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Luego de los incidentes, nuevas marchas, concentraciones y hasta paralización de actividades seguían convocándose a través de las redes sociales en el país sudafricano, para continuar con la ola de protestas que se inició hace dos semanas, la mayor en las últimas dos décadas.
Ayer el movimiento Día de Basta convocó a una caminata por la turística costanera de Copacabana en Río de Janeiro en contra del proyecto de reforma constitucional PEC37, que limita el poder de investigación de la fiscalía y, según los manifestantes, aumentará la impunidad de los corruptos. En el barrio más rico de Río, Leblon, un grupo de jóvenes continuaba acampando frente a la casa del gobernador Sergio Cabral, informó la prensa local.
Para el jueves, mensajes difundidos por Twitter y Facebook llaman a una paralización de actividades en todo el país. El diario Folha de San Pablo publicó que organizaciones sindicales vinculadas a partidos de la extrema izquierda están llamando a una jornada de paralización nacional para este jueves, bajo el lema “Día nacional de lucha”. El movimiento de protestas, sin embargo, se desvincula de sindicatos y partidos políticos.
La Policía aplicará “tolerancia cero”
Los choques entre manifestantes y policías dejaron al menos 27 heridos en Belo Horizonte, al sureste de Brasil, luego de que miles de personas intentaran burlar el cerco de seguridad alrededor del estadio Mineirao, donde se disputa la Copa de las Confederaciones.
Al menos 27 heridos, entre ellos 5 policías, y 22 detenidos es el saldo parcial de la batalla campal que se prolongó hasta altas horas de la noche en Belo Horizonte, y que fue uno de los puntos más violentos de las protestas del sábado, en el marco del clima de explosión social que sacude a Brasil desde hace dos semanas, informó radio CBN, de Globo.
Ante la magnitud de los enfrentamientos, la Policía Militarizada del estado de Minas Gerais anunció que, de ahora en más, aplicará la “tolerancia cero” por los disturbios que se iniciaron cuando una multitud intentó acercarse al Mineirao durante el cotejo del partido entre México y Japón por la Copa de las Confederaciones.