inicia sesión o regístrate.
Egipto, sumido en un estado de pánico, descuenta las horas para la celebración de las multitudinarias concentraciones que pedirán hoy la renuncia del presidente del país, Mohamed Mursi.
La violencia en varias ciudades que ha precedido a las manifestaciones ha disparado la alarma en un país acostumbrado a vivir asomado al precipicio en los últimos años.
Pese a que las señales agoreras se multiplican, en lo único que coinciden todos los egipcios es en que nadie puede predecir cuál será el desenlace de esta olla a presión en que se ha convertido el país que porta la bandera de la primavera árabe.
Desde el viernes, al menos seis personas han muerto por los enfrentamientos entre opositores y seguidores del islamista Mursi, entre ellos un adolescente egipcio de 14 años y un estadounidense de 21 años, que perdieron la vida en las cruentas refriegas en la ciudad mediterránea de Alejandría.
Muchas miradas están puestas en el Ejército, que lanzó hace una semana la ambigua advertencia de que intervendrá si lo considera necesario.
Tanques y blindados se han desplegado en torno de las principales instituciones del Estado, algunas de las cuales serán el escenario de las protestas de hoy.
Veintidós millones de firmas
El movimiento opositor Tamarrud (Rebelión) aseguró ayer haber recogido más de 22 millones de firmas para retirar la confianza al presidente egipcio, Mohamed Mursi, y exigir la convocatoria de elecciones anticipadas, anunció su portavoz, Mahmud Badr. El dirigente explicó que la campaña ha conseguido 22.134.465 firmas, muy por encima de su objetivo inicial de alcanzar los 15 millones.
Tamarrud, que anunció el final de la recolección de firmas, pretendía de esta forma superar los 13,2 millones de votos que recibió Mursi en las elecciones presidenciales del año pasado. Las firmas serán entregadas al Tribunal Supremo Constitucional para pedir que retire la confianza a Mursi y llame a elecciones presidenciales anticipadas.