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La familia que perdió todo por el fuego busca ayuda

Lunes, 03 de junio de 2013 22:53
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Para ilustrar esta historia el acabado perfecto de una sola frase: las desgracias se enfrentan. Marinés Bonifacio, su marido Daniel y los cinco hijos de ambos -más uno en camino- aún no se recuperan. El domingo pasado una vela encendida dejada por descuido originó un incendio en el pasaje Carlos Gardel 679, de villa Los Sauces. En minutos el fuego devoró los objetos resultantes de una vida compartida; pero la suerte se presentaría aún más adversa: el humo aniquiló a Nolasco Cruz (89), quien por sus problemas para desplazarse no consiguió huir de las llamas. Ayer por la tarde Marinés enterraba a su abuelo con fondos provistos por la Cooperadora Asistencial, mientras repasaba, las capacidades o incapacidades que tuvo para enfrentar la tragedia. Frente a la desgracia el ministro de Gobierno de la Provincia, Julio César Loutaif aseguró que el Estado colaborará con la familia. Un equipo de funcionarios del gobierno se acercaron a la familia, para analizar junto a expertos si es posible reconstruir la vivienda afectada, pero en caso de resultar imposible, se les otorgará una nueva.

La falta de agua, problemas con la autobomba de Bomberos de la provincia, y demoras en la asistencia fueron algunos de los reclamos planteados por los vecinos y que generó cierto malestar.

Afortunadamente, la madre y los cinco chicos salieron ilesos del incendio, y recibieron la colaboración de vecinos para vestirse.

Marinés ahora vive en la casa de su suegra en el barrio San Silvestre y sus niños asisten al colegio América Latina de villa Los Sauces, carentes de todo. Precisan ropa de abrigo, muebles, zapatos y frazadas.

Para comunicarse con ella llamar al 154207945.

 Indignación por la falta de agua

Los vecinos resultan la familia más próxima en situaciones desesperantes. Quienes habitan el pasaje Carlos Gardel al 600 acudieron prestos cuando Marinés solicitaba auxilio para rescatar a sus niños y a su abuelo. Y aunque desplegaron estrategias colectivas para salvar al anciano de las llamas, la falta de agua impidió cualquier intento de rescate. “No había agua. Nos habían cortado el suministro a las 22, y fue imposible mojar toallas para atravesar el pasillo y llegar a la pieza del abuelo”, dijo Silvia Gutiérrez. “Varios automovilistas prestaron sus matafuegos, pero fue inútil”, añadió otra señora. Los bomberos llegaron 30 minutos después del llamado y equivocaron el camino: ingresaron por Zacarías Yanci hasta el final de la Costanera y como no hay un paso a nivel cerca debieron retroceder 12 cuadras por la Usandivaras para volver.

Los vecinos no quisieron hablar de infortunio ni de riesgos devenidos de la pobreza. Todo se resumió en el reclamo por el agua, ese servicio irremplazable del que carecen de 22 a 8.

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