Fue un escándalo internacional. El mundo nunca habló tanto como ayer de Salvador Mazza. En Twitter, la localidad fronteriza, fue uno de los temas más comentados. Pero la noticia, más allá de la triste repercusión, desnuda una realidad que no se condice con el relato. Otra vez, los organismos nacionales fueron los encargados de destapar una red que operaba abiertamente frente a la quietud de las fuerzas provinciales. Todo el mundo sabía de la existencia de esos antros, pero la División Trata de la Policía y la Oficina de Rescate de Derechos Humanos, que funcionan desde el 2008, se enteraron de la trata, por la señal de cable TN, que trasmitía ayer para todo el país desde la puerta del popular prostíbulo “Terra Nostra”.
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Fue un escándalo internacional. El mundo nunca habló tanto como ayer de Salvador Mazza. En Twitter, la localidad fronteriza, fue uno de los temas más comentados. Pero la noticia, más allá de la triste repercusión, desnuda una realidad que no se condice con el relato. Otra vez, los organismos nacionales fueron los encargados de destapar una red que operaba abiertamente frente a la quietud de las fuerzas provinciales. Todo el mundo sabía de la existencia de esos antros, pero la División Trata de la Policía y la Oficina de Rescate de Derechos Humanos, que funcionan desde el 2008, se enteraron de la trata, por la señal de cable TN, que trasmitía ayer para todo el país desde la puerta del popular prostíbulo “Terra Nostra”.
Lo mismo pasó hace unos meses. La AFIP desbarató una red de trata de personas, que no dudó en asociar al narcotráfico. El Tribuno había advertido meses antes de la presencia y actividades de esta banda de ciudadanos colombianos, pero las autoridades provinciales repetían el slogan: “El Tribuno miente”.
En junio de este año, la AFIP realizó un operativo en 10 provincias. Cayeron 27 colombianos y se rescató a 231 personas en condiciones de esclavitud. En Salta al menos 17 ciudadanos fueron rescatados en 9 allanamientos; 8 en Capital y otro en Orán. Ahora, otro operativo de la AFIP vuelve a dejar fuera de juego a las fuerzas provinciales. ¿No sabían los especialistas salteños en trata de personas que funcionaba una red en los cabarets más conocidos de la provincia? Los locales sobre los que cayó la AFIP no eran un secreto para nadie, salvo para los que deberían investigarlos.
El país entero quiere saber ahora de Salvador Mazza. Los salteños ya lo saben. Es la localidad por la que ingresa el 90% de la cocaína que entra al país, según el primer, último y único estudio de narcotráfico de la Provincia. El dato no es alentador, porque la Argentina es el tercer puerto proveedor de cocaína a nivel mundial, según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ese triste récord floreció bajo la gestión del intendente que fue atrapado en un bulín, en la madrugada del miércoles. Por eso en el Norte todos dicen que “Salvador Mazza es una zona liberada”.
No por nada Carlos Villalba es el intendente más polémico de Salta. Su municipio es noticia casi todos los meses por el incumplimiento con los salarios de los trabajadores del Estado, por los constantes conflictos sociales, asesinatos mafiosos y denuncias de irregularidades. Como las 106 observaciones del informe de Auditoría de la Provincia de 2011, que los concejales archivaron sin previo tratamiento. Las observaciones de la Auditoría no hablaban de que faltaban gomas de borrar y lápices. Por el contrario, señalaban la misteriosa ausencia de más de $5 millones, de los que no existen rastros en la Intendencia.
Pocitos también tiene el extraño récord de ser el único municipio de la Argentina que les cobra peaje a los ciudadanos nacionales que quieren pisar ese suelo fronterizo. Entre las insólitas noticias que se conocen de la Intendencia de Villalba sobresale el pago de deuda del municipio con decretos que se cobraban por ventanilla. Estos pasaban de mano en mano. Algunos hasta fueron endosados como si se tratara de un cheque. Aunque la maniobra podría ocultar lavado de dinero, nunca fue investigada.
Lo más triste de esta historia, de la que habla todo el país, es que bajo la intendencia de Carlos Villalba, Salvador Mazza se transformó en un lugar donde los habitantes se sienten inseguros y las familias viven con miedo. Los fusilamientos con tono mafioso se volvieron cada vez más frecuentes. El caso más aberrante fue el de la masacre de Acambuco, que desató una cadena de muerte y venganza en la zona, después de que tres personas fueran acribilladas con armas automáticas. El crimen fue en Acambuco, pero las víctimas eran de Salvador Mazza y ahí mismo se desencadenó la venganza que terminó con la vida de otras personas a los dos lados de la frontera.
Este medio intentó comunicarse con el secretario de Seguridad de la Provincia y con la ministra de Derechos Humanos, pero no contestaron los llamados, ni devolvieron los mensajes. “Aramos dijo el mosquito al buey que rompió el terrón”, dice Alfredo Zitarrosa. “El Gobierno dio ejemplos claros con respecto a la lucha que ha encarado contra el crimen organizado. La asistencia que hoy brindamos es una muestra contundente”, dijo la ministra Pace. “Nosotros como Ministerio de Derechos Humanos no estábamos al tanto de esta investigación...”, confesó, antes de rematar: “Tampoco nos compete”.