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Muchos chicos que dejan el chupete comienzan a chuparse el dedo gordo o pulgar. Es porque buscan calmar su ansiedad, porque están aburridos, porque los ayuda a conciliar el sueño, porque los tranquiliza en períodos de cambios, o simplemente porque los reconforta. Probablemente estos niños ya se chupaban el dedo dentro de la panza de su mamá, y lo hacen aún no habiendo usado nunca el chupete.
Los especialistas explican que “si bien en un principio se consideró que la succión del pulgar se asociaba a mayor número de deformidades dentarias, en la actualidad algunos opinan que éstas se observan con igual frecuencia en niños que usan el chupete. El pulgar, a diferencia del chupete, no se "pierde" durante la noche ni se cae al suelo. Por último, la succión del pulgar es regulada por el niño, quien decide cuándo desea succionar y aprende a tranquilizarse él solo. Esto, que se señala como ventaja, se convierte en inconveniente para dejar los hábitos de succión no nutritiva, pues no permite una intervención directa de los padres. Por eso es preferible el uso del chupete siempre que el niño lo acepte”.
La doctora Flores, aseguró que “el hábito de chuparse el dedo trae las mismas consecuencias que el chupete, sólo que es más difícil de erradicar porque, al dedo, los chicos "lo traen puesto'. Muchas veces cuando este hábito persiste en el tiempo es conveniente la consulta al profesional indicado el odontopediatra para que los ayude a erradicarlo”.
La mamadera como entretenimiento
La famosa “mamadera de la noche” muchas veces cumple una función similar al chupete o el pulgar.
Esas mamaderas no cumplen una función nutritiva, sino que son fuente de bienestar para el bebé, parte de su ritual para ir a dormir. Sin embargo, este hábito puede perjudicar la salud dental, como explica la doctora Flores: “Una lactancia incorrecta, ya sea con mamadera o pecho puede causar caries en los primeros dientes. Esto ocurre cuando, en lugar de tragar el líquido, éste se adhiere a los dientes, particularmente a los anteriores y el azúcar se convierte en ácido. Ocurre lo mismo cuando se endulza el chupete con cualquier elemento que contenga azúcar”.
A modo de transición, se recomienda darle la última mamadera de leche un rato antes de irse a dormir, como para poder lavarle los dientes y las encías antes de que se acueste. “Si el bebé reclama la mamadera, se puede probar permitiendo que la lleve a la cama pero con agua, que es el único líquido que nunca se convierte en ácido. Para el abandono de estos hábitos, los padres deben estar atentos a lo que el bebé siente y transmite; no presionarlo o forzarlo .