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Días pasados, en horas de la tarde, en inmediaciones del barrio Tomas Sánchez de Tartagal, camino lateral al basural municipal, un motociclista que transitaba por un camino vecinal fue alcanzado por una violenta explosión que se produjo debajo de la motocicleta.
El motociclista voló por los aires junto a su vehículo y aterrizó en las arenosas tierras del basural. Fue asistido por personas que se hallaban en la zona, quienes dieron aviso a la Policía.
Intervino de inmediato la División Guardia de Incendios y otros Siniestros.
Al llegar, los uniformados hallaron ileso al motociclista, quien manifestó que al circular por avenida Morena cuarto pasaje, ubicado a 900 metros del barrio Tomas Sánchez, sintió que a sus pies brotaba un volcán de fuego y tierra.
Su motocicleta fue afectada por una fuerte explosión, pero el rodado y el carenado que llevaba impidieron que la detonación le amputara los pies al motociclista, quien resultó muy conmovido por el accidente.
El personal policial verificó el lugar de la explosión, donde se observó un cráter de aproximadamente 1,50 metros de diámetro por una profundidad de un metro. Encontraron además vestigios de los denominados booster sísmicos.
En el lugar se halló un cableado y se procedió a delimitar el área a los fines de verificar la existencia de otros elementos similares.
Varios vecinos de Tartagal, al cabo de muchos años, fueron alcanzados por la explosión de estos artefactos enterrados durante el boom petrolero. Los booster sísmicos son explosivos utilizados por los técnicos sismógrafos de las petroleras para obtener una gráfica de los posibles yacimientos de hidrocarburos. Muchos de ellos permanecen aún enterrados y explotan por simpatía.
En este caso, las explosiones del motor de la moto sensibilizaron los componentes del booster y lo hicieron estallar.
