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Los tiempos modernos nos dejan poco espacio para la inspiración y el descubrimiento de que una mejor vida familiar es posible. Entre que los dos miembros de la pareja trabajan y a veces tienen dos empleos, y los niños estudian y cumplen actividades extracurriculares, al final del día son escasas las ganas de dialogar y muchas las responsabilidades que repartir.
El cuidado de los hijos, la limpieza de la casa, la compra de víveres y otros artículos, la preparación de los alimentos y la administración del presupuesto son tareas no remuneradas en forma directa y que solo se notan en ausencia, es decir, cuando el hogar ya no se encuentra en las debidas condiciones de limpieza ni es acogedor y, por lo tanto, difícilmente propicie el ambiente de paz que desearíamos hallar al final de cada jornada. Los capacitadores Fátima Prado y Luciano Porzio vinieron recientemente a Salta a echar luz sobre estos temas y contaron sus experiencias a El Tribuno.
En el marco del seminario “La profesión invisible: constructores de hogares”, organizado por la Asociación Cultural de Salta, Prado disertó sobre administración del hogar y Porzio dictó la conferencia “Autoconfianza y liderazgo en la profesión invisible”.
Así transmitieron a los cerca de 150 concurrentes que revalorizar y profesionalizar el trabajo en el hogar genera un impacto fuerte en la familia y la sociedad.
¿Por qué se vuelve ahora la mirada hacia la vida familiar?
FP: Vamos viendo con la experiencia la necesidad -por los problemas que después vienen también- de cuidar más la familia. La familia son las casas, ese entorno que es el hogar, y cultivándolo mejor después nacen chicos y familias que tienen también mayor éxito, mayor rendimiento en los colegios y también en el trabajo. Además de toda la felicidad que trae, podríamos decir que el hogar y la vida familiar miden un poco la felicidad de cada persona; pero se han ido desvalorizando y no se los tiene en cuenta porque hay una concepción de que el éxito está en el trabajo y eso que puede ser momentáneamente más edificante y realizador no llena las expectativas ni de una mujer ni de un hombre.
LP: Surgió una concepción que es que todos los que tenemos una familia -la hayamos elegido conscientemente o no- puertas adentro de casa tenemos una cantidad de roles, desafíos, tareas, logros y fracasos, pero que muchas veces los llevamos adelante en piloto automático, como por inercia, improvisando, y eso tiene un altísimo riesgo de equivocarse y de hacer cosas que por ahí, si uno las hubiera reflexionado de una manera distinta, las hubiera hecho distinto.
¿Cuál es la búsqueda que los miembros de la familia deben emprender?
FP: Deben ir viendo, buscando herramientas con la colaboración de todos porque el hogar lo construyen entre todos: el padre, la madre, los chicos. Hay que aprender cómo optimizarse con sistemas, productos y mecanismos para hacer más fáciles las tareas propias del hogar y dedicar más tiempo a los hijos.
LP: La búsqueda de hoy es cómo despertar conciencia de qué cosas que hacemos puertas adentro como líderes de casa, podemos empezar a tomar para lograr decisiones más estratégicas: a ver qué tipo de líder quiero ser en casa, qué estilo de padre quiero ser. Son preguntas que uno no se ha hecho en la vida y fue llevándolo medio a los tumbos, muchas veces con grandes aciertos -porque el instinto está y las cosas que aprendimos de nuestros padres también son valiosas-; pero con un alto grado de improvisación que trae un alto grado de error y, sobre todo, de cosas que no hubiéramos elegido si las hubiéramos pensado dos veces.
¿Si es tan importante por qué terminó siendo la profesión invisible?
FP: Muchas mujeres la quieren ejercer y por eso el título de “La profesión invisible”, porque vemos que hacemos muchas cosas, pero también que no se valoran. Hay que ir cambiando la cultura e ir viendo lo importante que es el hogar para el bien de todos.
LP: El rótulo profesión invisible viene a decir: “Ojo, lo que está pasando puertas adentro estaría bueno darle la envergadura de una profesión”. Todo lo que estudiaste para una carrera, para conseguir un trabajo, lo que te seguís capacitando... y quizás estaría bueno empezar a concebir todos los roles domésticos en clave de algo profesional, algo que requiere de vos lo mejor de vos. Invisible porque, claro, muchas veces en el espacio público no se habla de eso. Uno en el trabajo no comenta un logro doméstico: que con su hijo hizo tal cosa para dormirlo, porque le parece un chiquitaje, y en todas esas cosas se está poniendo en juego el desarrollo humano de las personas más importantes de tu vida y que son, además, los futuros empresarios y políticos.
Entonces no implica que la mujer deje de trabajar afuera...
FP: No. Hoy por hoy hay que salir a trabajar por necesidad y también por gusto. Esto implica que se cambie una estructura. Es repartir roles y hacerlo compatible porque a veces decimos que no tenemos tiempo, pero hay mucho tiempo que se pierde. Lo que antes te podía llevar media hora por no planificarlo bien lo hacés de un modo más eficiente hoy, para tener más tiempo en familia. Por ejemplo, las compras suponen hacer una lista, chequearla bien y preverla de acuerdo con un menú planificado en la semana. Entonces uno no gasta demás porque lo prevé con tiempo y se organiza previendo los descuentos.
¿Qué modelos de padre o de madre en este momento se están discutiendo?
LP: Te lo traslado al trabajo que hago con empresas: qué modelo de liderazgo discutimos, y lo que estamos tratando de ver y se está investigando es que no hay un modelo a buscar. Lo que sí se busca es el modelo de conocerse muy bien a uno mismo, encontrar mi estilo y desde ahí desplegar la mejor versión de mí mismo, porque va a haber padres que son ordenados y padres que van a ser un desorden, pero que tienen el don de la escucha y desde ese lugar van a poder desarrollar mejor a sus hijos. Cada uno va teniendo fortalezas marcadas distintas a los demás; pero lo interesante es entrar en contacto con esas fortalezas, hacerlas conscientes y empezar a desarrollarlas y desplegarlas para que repercutan en desarrollar mejor a nuestros hijos y también el vínculo que tenemos con la pareja que es el núcleo que va nutriendo a los hijos.
Desarrollar las fortalezas, pero cómo trabajamos las debilidades para lograr una educación integral en el hogar...
LP: Tiene que ver con un liderazgo y una pedagogía enfocadas en las debilidades y fortalezas. Durante mucho tiempo se tiró mucha energía en corregir errores. No voy a decir que hay que dejar de hacerlo, pero muchas veces se ha puesto el foco ahí, tanto en nuestras casas como en las empresas: tenés que mejorar esto y cuando lo logres vas a ser mejor empleado o hijo. Y la verdad es que hoy está demostrado que es mucho más atractivo y poderoso un camino de desarrollo enfocado en desplegar las fortalezas que en revertir las debilidades. Las debilidades, por supuesto, hay que trabajarlas para que no sean disfuncionales para tu vida. Si sos desordenado que eso no signifique que perdés la plata, los papeles, porque se te complica el devenir de tu vida. A una persona desordenada no tiene sentido imponerle ser alguien ejemplar en el orden. Lo interesante es verlo de manera integral: a ver está este desorden, pero vos tenés creatividad. Trabajemos esto a la máxima expresión y esa persona va a destacarse.
Los “constructores de hogares”
Un ambiente limpio, el cuidado de lo personal, la serenidad del orden, un gasto inteligente, una rica dieta para todos, una dedicación especial, una inversión esencial es igual al trabajo del hogar.
Esta es la síntesis de la filosofía de homemakers project (“constructores de hogares”), “un proyecto para humanizar la sociedad”.
Académicos y profesionales de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y países de Latinoamérica reflexionan sobre la importancia de dedicar, tanto hombres como mujeres, tiempo al cuidado y crecimiento del hogar como así también el impacto positivo que ello tiene en la sociedad.