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“La única iglesia que ilumina es la que arde” e “hipócritas: ni Dios ni amo” son algunas de las frases que encontraron ayer, temprano, integrantes de la iglesia San Ignacio de Loyola. Cinco estudiantes del Nacional de Buenos Aires de los últimos años serían los autores de este atentado al templo, en el también quemaron el sillón del sacerdote y orinaron el altar. Al templo ingresaron por un túnel que lo vincula con el colegio y luego de forzar cuatro puertas.
Las autoridades eclesiásticas rápidamente vincularon lo sucedido con la toma del establecimiento educativo, que sigue ocupado por los estudiantes que rechazan la reforma educativa anunciada por el gobierno porteño.
Hasta anoche dos grupos de estudiantes se acusaban por el ataque, del que el centro de estudiantes tomó distancia luego de repudiarlo. Los reproches llegaron desde diferentes sectores. “Fue realizado a espaldas del centro de estudiantes y entendemos que la razón fue desvirtuar el eje de la lucha, porque son chicos que desde un principio se opusieron a la toma del colegio”, dijo Nicolás Cernadas, del Centro de Estudiantes. En represalia, los supuestos autores no podrán volver a la toma.
El tema para la Iglesia es mucho más grave y acudiría a la Justicia a través de una denuncia penal. El rector del colegio, que depende de la Universidad de Buenos Aires, Gustavo Zorzoli, dijo que “no puedo creer que haya sido un grupo de alumno. La medida que se tome podría llegar a ser la expulsión”.
La iglesia de San Ignacio de Loyola es el testimonio más antiguo de la ciudad de Buenos Aires en materia edilicia, con más de 300 años, con tesoros arquitectónicos y artísticos. El sacerdote Francisco Baigorria calificó los hechos como lamentables, “no solo materialmente. Es terrible el daño espiritual porque profanaron el altar. La relación con los alumnos es buena, quienes ingresaron a la iglesia son víctimas porque no puede ser que tengan este nivel de violencia y agresividad: ese odio no es de ellos, de su corazón”.
El rector de la Universidad de Buenos Aires, Rubén Hallú, también manifestó su repudio por los destrozos y afirmó que “esto claramente va en contra de nuestro espíritu”.