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Un descuido, tan solo uno, bastó para que Central Norte pagara un alto precio. En Gualeguaychú le pasó lo mismo que le viene pasando a lo largo del certamen: cuando se equivoca, los rivales no le perdonan y encima se potencian con la ayuda de la suerte, que no todos tienen. Así, Juventud Unida abrió y terminó festejando la victoria sobre el cuervo por 2 a 1.
El conjunto entrerriano encontró la solución en un zapatazo lejano; Iván Bonzi tomó el balón en el círculo central, avanzó unos metros y le pegó al arco. Le salió un golazo al ángulo y De Giorgi nada pudo hacer para desviar semejante remate. Hasta ese momento (ST 20’), el partido había sido parejo, con un ida y vuelta prácticamente permanente. Porque Central Norte no fue menos que el dueño de casa; tampoco fue más.
Desde el arranque del juego ambos mostraron casi las mismas fuerzas para defender y para atacar. Y el que lo tuvo primero fue el cuervo, pero Altamirano no llegó a conectar un buen centro de Comini tras una gran jugada individual de Magno.
Después, Juventud Unida probó con varios remates de media y larga distancia, porque no le era fácil llegar hasta De Giorgi. Fornillo, Bravo y Weissen tuvieron de ese modo sus chances. Y la última bola del primer tiempo también fue para el cuervo: Jorge Medina remató de volea en la puerta de área mayor y el arquero Rébora la mandó al corner.
Central abrió el complemento con un cabezazo de Martín Aguirre, Juventud Unida contestó con buen remate de Bravo, pero el que no falló fue Bonzi, quien desde unos 30 metros puso la pelota en un ángulo.
El cuervo fue por el empate, a Fabio Giménez le sacaron sobre la linea un remate rasante y a Altamirano no le cobraron lo que pareció un claro penal. Pero el Gordo no se detuvo; en la siguiente recibió un centro y con gran clase la paró y también la mandó al ángulo. Era un empate cantado pero Ramírez volvió a poner en evidencia la falta de concentración de la última línea del cuervo cuando capturó un rebote y no tuvo más que empujarla para marcar el segundo tanto.
Un silencio que dice todo
Ni Coleoni ni Altamirano ni nadie. El silencio invadió el vestuario de Central Norte luego de la cuarta derrota en fila. Es que ya no quedan excusas. Y si las hay son casi las mismas del domingo pasado, y del anterior...
“Que no hay suerte, que la pelota no quiere entrar, que ya vamos a salir adelante, que no se mereció perder...”. El mensaje en esta ocasión hubiera sido igual y, tal vez, para no repetirlo, el técnico Gustavo Coleoni decidió no realizar el típico análisis después de partido.
Desde la Entre Ríos, el entrenador azabache pidió respetar su silencio, su calentura del momento.
Es que Coleoni sabe que aunque la dirigencia lo seguirá respaldando, un par de derrotas más dejaría al equipo muy mal perfilado para buscar la clasificación al nonagonal, y eso es lo que preocupa.
El DT se volvió amargado, con impotencia, porque llegó a Central siendo protagonista en el torneo pasado, despertó expectativas en el cuervo y el equipo no responde, o no consigue buenos resultados.
Encima, Coleoni ya probó casi todo en cuanto a esquemas tácticos y al potencial del plantel, lo que redobla la preocupación.
Y no solamente Coleoni se llamó a silencio en Gualeguaychú. Incluso algunos jugadores ya habían optado, antes de jugar en esa provincia, por no hablar más hasta que se revirtiera este pésimo y desastroso arranque de torneo.
Uno de ellos es Oscar Altamirano, el único que pudo volverse a Salta sabiendo que cumplió su parte: el gol del empate.
El delantero ya no quiso hablar desde antes del partido. Además, confesó estar molesto con algunos medios de prensa por las diferentes críticas que recibió el equipo desde que arrancó el campeonato y por otras cuestiones. Pero más allá de la postura del goleador, su intervención en Gualeguaychú fue una de las pocas cuestiones positivas que se pueden rescatar.
Aunque su perfil no lo favorece físicamente, el Gordo demostró que su aporte en el área rival es importante. De todos modos, él es parte de un equipo que no sabe ganar y que preocupa.