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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Imar crece de la mano de la lírica

Lunes, 13 de enero de 2014 05:27
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Seguramente la costumbre familiar de cantar y tocar la guitarra como parte de las actividades diarias influyó desde siempre en Imar Pereira, un niño que a días de cumplir doce años, asombró con su voz al público que fue a la Iglesia La Merced a escuchar la Misa Criolla con coro y orquesta.

Imar Angel pertenece a una familia que creció con el canto. Sobrino del tenor Guillermo Romero Ismael, desde hace bastante tiempo lo introdujo en la lírica y es su mentor y maestro “a domicilio”.

Y el niño ya se perfila como una revelación en un género musical que no es el más común ni el que más atrapa a los jóvenes. Todo su potencial se puso de manifiesto con la exquisita presentación de los coros Arsis y Maestro y el acompañamiento de la orquesta Contempo, a fines de diciembre, donde se presentó con el tenor Romero Ismael.

Este año Imar cursará el séptimo grado en la escuela Sarmiento y aunque a su edad cualquier chico piensa que le falta mucho para decidir lo que hará en el futuro, él ya asegura que se quiere dedicar al canto.

Elegir la música

“La lírica y el folclore es lo que más me gusta, pero trato de que me salga bien el canto lírico porque me gustaría dedicarme a eso”, le dice a El Tribuno en un alto de la hora de ensayo diario que realiza.

A excepción de los sábados, el resto de la semana estudia, practica y aprende las técnicas que le transmite su tío, y aunque todavía no pensó en otras posibilidades académicas, tiene muy claro que quiere avanzar sin pausa.

Imar también ama el folclore y no descarta convertirse en un cantante solista del género. “Me encanta Jorge Cafrune, Atahualpa Yupanqui, Jaime Dávalos y Eduardo Falú. Los elijo por la música y la poesía”, dice y vuelve a sorprender por la elección.

Y cuando le preguntamos si le gusta algún deporte, se inclina por el fútbol, pero aclara: “Al canto lo tomo muy en serio; el resto es diversión”.

Un entorno impulsor

La charla comenzó con la madre, Dalila, la única mujer entre cuatro hermanos. Y recuerda entre risas que “no hubo una noche que no le cantara a sus hijos para dormir”. También cuenta que con sus hermanos hacían un quinteto, “éramos una banda que tuvo su origen en nuestros padres. Mi papá tocaba la guitarra y mi madre cantaba folclore muy bien”, recuerda.

Dalila, como toda madre orgullosa, dice que de sus tres hijos Imar es el que siempre tuvo mucha actitud “y desde pequeño se notaba esa faceta. Hace dos años comenzó a prepararse con nuestro hermano mayor, Guillermo, que le enseño lo técnico y ahora ya tiene incorporada la lírica en su garganta y en su espíritu. Lleva eso hasta en sus gestos”, observa no sin antes aclarar que es un chico como cualquier otro, al que le encanta jugar y tiene una marcada alma gaucha. “Por ahora, Imar disfruta del escenario, y lo vemos como parte de él. Lo hace por gusto propio y nadie lo obliga, solo lo estimulamos”.

El maestro

Quién no conoce en Salta o escuchó cantar alguna vez al tenor Guillermo Romero Ismael. Es quien, para privilegio de Imar, detectó el talento en el niño desde los dos años. Antes de sus viajes a Madrid y México, donde actuará entre enero y febrero, nos cuenta que “desde muy pequeño lo escuché entonar y vi de inmediato sus cualidades. Lo más sorprendente es la forma en que combina el amor por la ópera y por las cosas nuestras, lo folclórico, lo gauchesco”, explica. Para este maestro, el niño reúne talento y ángel, y con esas dos condiciones empezaron una preparación integral hasta que, cuando termine el secundario, tenga que emigrar a perfeccionarse.

Consultado sobre los cambios que provoca el crecimiento y la adolescencia, aclara que “cuando se trabaja la voz desde muy niños, el cambio no se percibe y el registro se va acomodando. En el caso de Imar su condición de tenor se nota de inmediato, logra adaptar la voz y se suma que es muy estudioso”.

Por ahora seguirán trabajando para que se perfeccione, si bien este tío-maestro lo impulsa desde ya para que estudie piano y violín, además de guitarra que es lo que interpreta actualmente. “Creo que con esa voz y una carrera de dirección orquestal será un artista completo”, opina Romero Ismael.

Mientras tanto, y como anécdota, hace unos pocos meses Oscar “Chaqueño” Palavecino escuchó cantar a Imar y a su hermano menor, Gonzalo, y conmovido por el talento les regaló dos guitarras como una forma de incentivarlos a seguir este camino.

 

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