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La Policía desalojó de la plaza con violencia a los docentes

Domingo, 29 de junio de 2014 01:24
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Ayer a las 11 representantes de Docentes Unidos de Salta llegaron a la plaza 9 de Julio con la intención de colocar una carpa blanca, símbolo de la lucha docente que ya lleva tres meses. A las 14, otro grupo de manifestantes intentó arribar al centro con la carpa abordo de un flete, pero la camioneta que la transportaba nunca pudo acercarse a la plaza, ya que media cuadra antes fue secuestrada por la Policía y el fletero demorado por más de 4 horas.

Mientras en la pantalla gigante transmitían el partido de octavos de final, Brasil contra Chile, a unos pasos nada más, policías sin identificación y otros de civil comenzaron a golpear a un centenar de docentes que se encontraban en la explanada del Cabildo, sobre Caseros. Otro grupo se enfrentaba a los efectivos en la Buenos Aires entre Alvarado y Caseros. Cristian Martínez es un padre autoconvocado que fue golpeado por los efectivos frente a la plaza principal de la ciudad y llevado en ambulancia al hospital San Bernardo. Al cierre de esta edición continuaba internado. 

Otra persona que tuvo que ser asistida por médicos fue el maestro Rubén Fernández, diabético e insulino dependiente que por los nervios y la tensión del momento se descompenzó, también fue trasladado al San Bernardo. El resto de las personas recibieron golpes, empujones y gas pimienta en la cara.

“No nos dejaron armar la carpa ni quedarnos ahí, nos pegaron y nos quitaron todo”, contó Sandra Díaz, una docente. 

Al mismo tiempo, un grupo de 50 policías ingresó a la plaza 9 de Julio por la calle Mitre y se llevó las cinco carpas que estaban ahí desde hace más un mes y a Marcela Romero, la docente que estaba cuidando las cosas en el lugar: “Se llevaron todo lo que había. Teníamos nuestros objetos personales: carteras, documentos y hasta el dinero que habíamos juntado para llevar adelante la huelga. A mi me pegaron, me sacaron de la plaza a la fuerza y me subieron al patrullero. Dimos muchas vueltas en el auto porque no sabían que hacer conmigo. Llegamos a la Comisaría primera y yo me quise bajar. Tenía miedo de que me llevaran a algún lugar y me molieran a golpes. Forcejeé con la oficial que me custodiaba y me baje del auto. Creo que me dejaron bajar porque estaban todos mis compañeros ya en la puerta de la comisaría”, contó Romero. 

Las denuncias

Luego de los insidentes en la plaza, unos 20 maestros se trasladaron a la Comisaría primera para realizar la denuncia por la represión, la sustracción de los objetos personales y para saber cuál era la situación de Romero luego de haber sido demorada.

Los manifestantes fueron custodiados por un cordón policial hasta llegar a la esquina de Güemes y Deán Funes. Una valla de efectivos no los dejó ingresar al recinto para realizar los descargos. Inmediatamente los maestros comenzaron a cantar el Himno Nacional a modo de protesta y patriotismo. Luego, cortaron la calle. 

Los policías los corrieron a empujones y restablecieron el tránsito. El oficial que dio la orden de sacar a los docentes de la calle, fue Ricardo Aranda. 

Los manifestantes improvisaron carteles que informaban sobre la represión recibida y pedían que les devuelvan los objetos personales. Los que habían llegado del interior de la provincia tenían sus documentos secuestrados y no podían volver a sus hogares. Aranda les comunicó que en unas horas se les restituiría todo lo secuestrado menos las carpas, pero que estaban realizando los informes correspondientes. 

Al lugar asistieron Blanca Lescano y Mirta Torres, representantes de la comisión de Derechos Humanos: “Es muy grave lo que está pasando. No hemos aprendido nada en estos 30 años de democracia. Nadie se hace cargo de la situación y ningún policía esta identificado, ni si quiera el comisario que me recibió recién tenía identificación. Vamos a realizar denuncias por este hecho. Se violaron los derechos humanos acá”, decía a los gritos en la puerta de la comisaría Lescano, hija de desaparecidos y quien medió entre los docentes y los efectivos.

Cristian Martínez continúa internado

Se lo llevó la ambulancia luego de ser golpeado por la Policía. Tiene 36 años, es un padre autoconvocado y se había encadenado días atrás con Marcela Romero: “Tengo politraumatismos, veo borroso y escucho un zumbido en el oído. Tengo miedo de quedar detenido”.

“No tengo nada que ver” 

Horacio Tejerina tiene 82 años y es el fletero que trasladaba la carpa de los docentes hacia la plaza cuando quedó demorado junto a su vehículo durante más de 4 horas.

“Yo venía por Buenos Aires, como los policías no me dejaban pasar, los docentes iban delante de la camioneta abriendo paso a los empujones entre los efectivos. En un momento no pude avanzar más y paré. Ahí fue donde alrededor de 100 policías rodearon la camioneta y sacaron todas las cosas que había en la caja. Desde las 2 de la tarde estoy acá y no me dejan ir. Yo no tengo nada que ver, a mi me contrataron para trasladar la carpa. No soy maestro, soy fletero, toda la vida trabajé de esto”, explicó Tejerina mientras esperaba al costado de su camioneta que le digan qué hacer. Alrededor de las 18 fue liberado, pero se le informó que se le había abierto una causa por atropellar a un policía. 
El oficial Aranda dio la noticia a la hija de Tejerina y a docentes que esperaban en la puerta de la comisaría primera antes de que el mismo fletero fuera informado sobre los cargos. Se lo acusa de atropellar al tercer jefe de Unidad, José Antonio Cruz: “Le pasó con la rueda por arriba del pie. Se encuentra internado en una clínica”. En el momento en que el oficial comunicaba esto, los docentes al unísono gritaron que era una mentira: “Le quieren inventar una causa a este pobre hombre que nada tiene que ver. El señor no hizo nada”, dijo Beatríz Medina, una docente autoconvocada.

El conflicto lleva más de tres meses

Los primeros días de abril los docentes se unieron en una lucha en reclamo de mejoras salariales: piden un básico de $5.500 y otras reivindicaciones laborales como el pago del aguinaldo según la ley, más inversión en infraestructura escolar, entre otras cosas.

Estuvieron 26 días efectivos de paro y 27 acampando en la plaza 9 de Julio. En medio de la lucha, los autoconvocados se dividieron: el dirigente Víctor Gamboa, del gremio Sitepsa, se retiró de la asamblea y el resto continuó con la huelga.
Finalmente, el 7 de mayo pasado Docentes Unidos levantó la medida de fuerza que se había endurecido con cortes de ruta en el acceso a la ciudad con la promesa del Gobierno provincial de analizar en una mesa de trabajo cada uno de los reclamos de los educadores.
Solo hubo una reunión el 15 de mayo pasado y recién mañana habrá otra nuevamente. El sector está molesto porque considera de que el Gobierno incumplió su promesa de avanzar en el diálogo y tampoco cumplió con el pago del aguinaldo de acuerdo al sueldo de bolsillo. 
Estos trabajadores son los que fueron agredidos ayer en el centro de la ciudad y los que se deberán sentar cara a cara mañana con los funcionarios. “No cumplieron con nada de lo que prometieron y por eso decidimos volver a las calles”, contó Sandra Díaz, una docente.
Mañana, a las 10, está programada una reunión en el Ministerio de Educación en el marco de la mesa de trabajo. 
En este encuentro pedirán la restitución de sus pertenencias y que se les deje instalar la carpa blanca. A las 19 habrá una marcha en la plaza 9 de Julio para repudiar la represión.

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