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Hallan 800 cuerpos de niños junto a un convento de Irlanda

Jueves, 05 de junio de 2014 01:05
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La historia negra de la Iglesia católica irlandesa volvió a los titulares ayer al descubrirse casi 800 esqueletos de niños al lado de un antiguo convento católico de Tuam que albergó entre 1925 y 1961 a jóvenes madres solteras.

“Alguien me había mencionado la existencia de un cementerio para recién nacidos, pero lo que he descubierto es mucho más que eso”, declaró la historiadora Catherine Corless, quien efectuó el descubrimiento.

Al investigar los archivos de un antiguo convento de Tuam (oeste de Irlanda), hoy convertido en urbanización, la historiadora descubrió que 796 niños, desde recién nacidos hasta los 8 años, habían sido enterrados sin ataúd ni lápida, en una antigua fosa séptica convertida en fosa común.

Estos recién nacidos fueron probablemente enterrados secretamente por monjas del Convento Santa María, gestionado por monjas del Buen Socorro.

William Joseph Dolan, familiar de un niño que estuvo en esa institución, interpuso una querella para entender lo que ocurrió en esa época.

La fosa común fue descubierta en 1975 por los vecinos, que hasta ahora creían que los huesos eran de víctimas de la Gran hambruna irlandesa del siglo XIX (1740-1741), en la que murieron cientos de miles de personas.

El convento fue derribado hace años para construir casas, pero la zona donde estaba la fosa común fue cuidada por los vecinos.

St Mary era uno de los muchos hogares para madres e hijos que existían en Irlanda en el siglo XX.

Miles de mujeres solteras embarazadas, tildadas entonces de “perdidas”, fueron enviadas a dar a luz a estos hogares.

Las mujeres vivían en el ostracismo de la sociedad irlandesa, y a menudo las obligaban a dar a sus hijos en adopción.

Los problemas de enfermedades y malnutrición en esos centros están documentados desde hace tiempo. Un informe oficial de 1944 sobre una visita al convento Santa María de Tuam describía a los niños como “débiles, de vientre abultado y esqueléticos”.

Los registros del convento recientemente descubiertos confirman que los 796 niños murieron de hambre o de enfermedades infecciosas, como el sarampión o la tuberculosis.

La doctrina conservadora católica de la época negaba a estos niños el bautizo y, en consecuencia, el entierro en campos santos.

Tras conocerse el origen de los cuerpos, se formó un comité para recaudar dinero y levantar un monumento con los nombres y edades de los 796 muchachos.

El arzobispo de Tuam, Michael Neary, dijo que se reunirá con las superioras de la orden del Buen Socorro para ayudar con la tarea.

Investigar o hacer historia

Por su parte, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, se mostró partidario de investigar los hogares irlandeses para madres solteras.

“Si no se abre una investigación oficial sobre los centros para madres e hijos, sería importante acometer un proyecto de historia social para tener una idea exacta del papel de los centros en la historia de nuestro país”, afirmó Martin.

El secretario de Estado de Educación, Ciaran Cannon, pidió que se abra una investigación. El consejo de ministros abordará el tema en su próxima reunión.

Se reaviva la polémica por los abusos de la Iglesia local

El hallazgo de unos 800 esqueletos de niños en una antigua fosa séptica cercana a un convento de monjas generó ayer polémica en Irlanda, donde la Iglesia católica ha afrontado décadas de escándalos por los casos de abusos a miles de menores.

La historiadora irlandesa Catherine Corless, que ha descubierto los certificados de defunción de cientos de cadáveres de niños pueden yacer en la fosa séptica, dice que es solo la punta del iceberg pues el Gobierno irlandés guarda en secreto los certificados de hasta 4.000 bebés que fueron enterrados en otras fosas sin identificar durante décadas.

Los registros a los que ha tenido acceso Corless demuestran que una inspección gubernamental de 1944 ya constató la existencia de malnutrición en algunos de los 271 niños que entonces vivían junto a 61 madres solteras en el convento, que anteriormente había sido una casa de trabajo para indigentes adultos y que hace décadas se demolió para construir viviendas.

En algunas de esas casas de acogida, las monjas llegaron a regentar negocios privados, como en las llamadas Lavanderías de la Magdalena, donde entre 1922 y 1996 miles de internas trabajaron en un régimen de semiesclavitud y abusos.

Entre los motivos que llevaban a la reclusión de las mujeres, un estremecedor informe oficial en 2013 citó “rechazo de padres adoptivos”, orfandad, “abusos familiares”, “deficiencias físicas o psíquicas”, pobreza y “actitudes inmorales”.

En 2002, un filme francobritánico basado en ese caso y titulado “The Magdalene sisters” fue premiado en el Festival de Venecia.

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