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Todo pasó durante una fría mañana de agosto del 2012, frente a la manzana 22 de ese vecindario, cuando la mujer esperaba el colectivo para ir a trabajar. Como otras tantas personas, expuesta a los peligros que esta sociedad todavía no puede controlar.
Eran las 6.30 y la mujer no paraba de mirar su reloj. El deber de llegar a horario a su trabajo la empezaba a poner nerviosa. Mientras tanto, el "bendito colectivo" no aparecía. En ese momento pensó que llamar a su padre y pedirle que la llevase sería lo mejor. Y fue lo que hizo.
Sacó su celular y mientras hablaba apareció Fernando Villa y un menor de edad, quienes aprovecharon la oscuridad para observar sigilosamente a la joven. Vulnerable en la soledad de la fría mañana, la futura mamá fue atacada de improvisto por los delincuentes al momento que iba a guardar su celular.
Con total impunidad, la maniataron y comenzaron a revisar sus pertenencias. Pese a su embarazo, la joven intentó resistirse; sin embargo, los ladrones impusieron su fuerza y lograron tirarla y, sin piedad alguna, comenzaron a golpearla.
La joven soltó el teléfono para cubrir a su bebé. En ese momento llegó su padre quien al verla tirada aceleró la marcha del vehículo. Desesperado empezó a tocar la bocina para que los malvivientes soltasen a su hija, quien pedía ayuda a los gritos.
Los agresores salieron corriendo en dirección a una casa cercana a la parada del ómnibus. Minutos después, el lugar estuvo rodeado de policías, alertados por los vecinos. El padre de la joven no podía contener su impotencia, se aceró a la puerta y vió salir al cómplice del ladrón, quien muy asustado, aseguró que Fernando era el responsable de todo.
La chica fue asistida por profesionales, quienes detectaron una rotura en la membrana de su útero, poniendo en riesgo el embarazo. Los policías lograron atrapar a Fernando, que estaba intentado escapar por los techos. Repudiado por los vecinos, lo subieron a un móvil policial con destino a la comisaría y después a la Alcaidía.
Ayer, casi dos años después del violento robo, la sala III del Tribunal de Juicio lo condenó a pasar seis años y ocho meses en la cárcel por el delito de robo doblemente calificado.