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Laberintos humanos. Es alguien

Miércoles, 07 de octubre de 2015 00:00
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Laberintos humanos. Es alguien

Sigo en la cama sin atinar a levantarme para escribir los Laberintos Humanos que me reclama Laura Ballatore desde la redacción, que aunque no me llame es mi propia conciencia la que me indica que debo hacerlo antes de que suene el celular pero no sea ella sino una noticia inesperada que debo cubrir y ya no podré cumplir con esta obligación de escribir ficciones.

Sigo en la cama y vuelven a ochar los perros, pero esta vez sé que es alguien que se acerca a la puerta de mi casa, llama con palmadas y se anuncia: soy Armando, me dice, o somos Carla Cruz y el Varela que venimos a implorarte que sigas escribiendo estos Laberintos Humanos porque fuera de ellos no existimos.

Vos, en todo caso, me dicen, pero nosotros no estamos fuera de la ficción, y Carla Cruz enciende la hornalla para cebar unos mates, que todo escritor precisa del mimo de sus personajes para seguirlos soñando. Que es pesada la responsabilidad, porque si no me siento a escribir, ¿qué será de ustedes?, pienso pensando en ellos.

El Varela se sienta a la mesa, cerca de la note book, y no dice nada, se compadece de mi que debo inventarlo cada día, ponerle palabras a su boca, y Armando dice que desearía por hoy poder reemplazarme para que yo no tenga que levantarme de la cama, con tanto cansancio como tengo. Pero nunca se ha visto que un personaje reemplace al autor, creo, y no puedo hacerlo, me dice.

No puedo hacerlo, me dice, salvo que vos te sientes a escribir que yo escribo que escribís mi historia, me dice. Sólo vos podés hacerlo, me dice.

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