La Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, a cargo del magistrado Marcelo Ramón Domínguez, convocó para ayer a una inspección ocular en barrio Ceferino. La causa "Mercado, Amalia Emilia y otros contra la Municipalidad de la ciudad de Salta; Provincia de Salta, Marozzi SRL", es por la supuesta contaminación del río Arenales.
Hasta la calle Amancio Pardo, esquina Archondo, llegaron las autoridades judiciales, funcionarios de tercera línea de Recursos Hídricos, una inusual dotación de personal de Aguas del Norte y una perito del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) para determinar el lugar de tomas de muestra para el análisis químico.
La acción judicial de ayer, comandada por la secretaria Victoria Mosmann y la ingeniera Berrenechea, del CIF, estableció que las muestras serán tomadas sobre un sifón que libera líquidos cloacales libres al río sobre la calle Pardo; de ese lugar a 50 metros río arriba y la tercera muestra se tomará a 50 metros río abajo.
Aunque la Justicia recién determina el lugar para tomar las muestras, los vecinos viven desde hace años en un lugar que está supuestamente contaminado. Hay un olor a cloaca innegable y los vecinos denuncian que hasta los perros presentan visibles cuadros de sarna.
La causa comenzó en realidad porque los vecinos piden desde 2011 la "estabilización y saneamiento de la cuenca del río Arenales". El 31 de enero de ese año, después de una intensa lluvia las inundaciones afectaron a los vecinos de los barrios Ceferino, Santa Cecilia, 13 de Abril, Solidaridad, Democracia, villa Lavalle, asentamiento 20 de Junio, Angelita, San Juan de Dios y Gauchito Gil, entre otros. Entonces, un grupo de vecinos afectados presentó la acción de amparo ante el peligro latente de nuevas inundaciones y en forma posterior, en audiencia, concretaron la demanda.
Sin embargo, hasta ayer todo seguía igual. La misma calle descascarada que termina en el lecho de la cloaca que baja libre de un sifón, los mismos vecinos indignados y la misma desesperanza cuando se aproxima la temporada de lluvias.
Aguas pesadas
Con una botella descartable anduvo Anatolio López, un hombre grande que vive en la calle Obispo Victoria, a la vuelta del tubo liberador de cloacas.
En la botella le mostró a todos los funcionarios que llegaron un líquido negro, del tono de una bebida cola.
"Les hice ver a todos estos el agua que sale de nuestras canillas", le dijo Anatolio a El Tribuno.
A su lado, Amelia Mercado tiene los brazos resquebrajados por alguna enfermedad de piel y asegura que solo tienen agua, esa agua contaminada, de 12 a 15.
Lo que también tiene la mujer es cáncer y a fin de mes comienza con la quimioterapia. En ese ambiente, será imposible para ella mantenerse lejos de cualquier virus.
"El infierno está encantador"
En la pared del sifón se lee "El infierno está encantador", la letra de los Redonditos de Ricota y en las marcas de la calle las señales son indelebles. La supuesta contaminación no es solo del agua sino también de las personas que aprovechan el descampado y se reúnen a consumir sustancias prohibidas que venden ahí cerca, como una casualidad del paisaje. "En este ambiente es imposible criar a los hijos", dijo un hombre que por miedo no quiso publicar su nombre.
Este vecino dijo que hasta ahí la Policía no entra y que cuando lo hace ya todos se fueron por la maleza que nunca limpia la Municipalidad.
"¿Puede alguien decirme? Me voy a comer tu dolor!", dice la letra, y en el próximo verano serán 5 años y la ausencia del Estado, en todo su amplio sentido, sigue siendo preocupante.
"Nadie hace nada, ni la Municipalidad de Salta, ni Recursos Hídricos y menos Aguas del Norte. Ya se vienen las lluvias de nuevo y acá vienen las cloacas de todo el centro. Los caños volverán a colapsar y todo volverá a llenarse de porquería", dijo por su cuenta Amelia.