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La crisis del agua que se vive en el norte de la provincia, pese a que las condiciones del clima son todavía benignas, se hace sentir desde hace varios meses. A diferencia de otras primaveras, las temperaturas todavía no superaron los 40 grados, como es habitual a esta altura del año, y sin embargo el agua es escasa en la mayoría de los barrios. Quienes la tienen deben consumirla en el pésimo estado en que la prestataria del servicio la entrega, como es el caso de las comunidades Lapacho.
Alejandra Sarmiento, cacique de la comunidad Lapacho II, explicó que "a esta escuela concurren chiquitos de prejardín y jardín y están tomando el agua sucia; es mejor que directamente no vengan porque en su casa las madres pueden darles el agua previamente hervida, pero en la escuela la consumen directamente del grifo y seguramente se van a enfermar. Después tenemos que andar a las 3 de la mañana sacando turno en el hospital o comprando remedios. Antes que eso preferimos que directamente no vayan a la escuela", argumentó.
Marta COCINERA DE LA ESCUELA "Con el agua turbia es difícil preparar los alimentos para los niños".
Marta es la cocinera del establecimiento y explicó, con un vaso de agua turbia en la mano que recogió en la mañana, que "muy temprano sale más sucia aún. Cocino para los niños, pero como sufro problemas en los riñones, tengo que ir hasta mi casa, tomar agua mineral fresca y volver a seguir con mi trabajo porque me da mucho miedo consumir de la canilla. A esta escuela vienen 300 chicos en cada turno y algunos llegan con la botellita de agua ya hervida, pero la mayoría toma directamente del grifo. Los chicos corren, tienen educación física y una botellita no les alcanza para toda la tarde".
Coincide en las quejas el padre de un alumno, quien explicó: "Desde Aguas del Norte o de la Municipalidad tienen que traer agua segura, especialmente para los chicos, porque hace calor, gastan mucha energía y lo que sale del caño es asqueroso".
Aumentan los reclamos
La aparición del parásito cryptosporidium en el agua, detectado en el hospital Juan Domingo Perón a comienzos de septiembre, disparó la alarma de las autoridades de salud por el aumento desmedido de casos de cólicos, vómitos y diarreas, tanto en adultos como en niños. Desde ese momento, la recomendación fue hervir el agua tanto para consumo como para el lavado de frutas y verduras, ya que el parásito no puede ser eliminado con cloro.
Desde Aguas del Norte
Si bien desde la prestadora del servicio aseguran que se tomó una serie de medidas, no se comunicó oficialmente si este parásito, detectado hace más de dos meses, aún permanece en el agua que se consume en Tartagal o fue eliminado.
Los vecinos de algunos barrios organizan marchas y levantan firmas, mientras otros como los que residen en la zona este, optaron por no enviar a los chicos a la escuela.
La Municipalidad de Tartagal envió muestras para que sean analizadas en laboratorios privados de la capital provincial, pero la realidad es que el agua que se consume sigue siendo de dudosa calidad.