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Laberintos humanos.Todo el oro del mundo

Martes, 03 de noviembre de 2015 00:00
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Laberintos humanos.Todo el oro del mundo

Mandingo nos aclaró que no estábamos en condiciones de negociar por Tilcara, que sólo nosotros cuatro nos salvaríamos si aceptábamos sus condiciones y Armando, Carla Cruz, el Varela y quien les habla nos miramos para ver si alguno tenía la respuesta, porque no sabíamos qué hacer.

El Varela se envalentonó y le dijo que no íbamos a traicionar al resto de la humanidad, que la negociación era por todos o por ninguno. ¿Qué?, gritó Mandingo desde su cara de perro. ¿Me van a decir que tengo que arreglar con los único cuatro que no quieren salvarse solos? ¿Acaso creen que hay otra chance?, atronó entre los miles de perros que ladraban belicosos en el interior de la cueva hedionda.

Yo creo que no somos los únicos sobre la tierra, dijo Carla Cruz secundando la valentía de su amado, y el Malo alzó su pata de gallo para decirnos que si acaso había otros nobles, podría contarlos con las uñas de sus patas. Seamos cuantos seamos, dijo Armando dando un paso adelante, usted dio con aquellos que no van a traicionar a los suyos.

Mandingo bajó la vista preocupado. ¿Ni por todo el oro del mundo?, preguntó y en su pregunta entendimos que también él estaba urgido por negociar. Menos que menos por el oro, dijo Armando, si es que ve que no lo hacemos por nuestras propias vidas, dijo y el Malo movió la cabeza indicándonos que esa conversación debía seguir en privado.

Un gruñido generalizado de los perros nos dio a entender que sólo a regañadientes tantos perros aceptaban la decisión de su jefe, y nos reunimos tras el trono.

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