Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
10°
11 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos Humanos. Hombre de poca fe

Jueves, 05 de noviembre de 2015 17:19
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Laberintos Humanos. Hombre de poca fe

Cuando abrí la puerta de mi casa lo vi sentado a la mesa y comprendí que se demoraba mi deseo urgente de descanso. Revisaba lo que había en mi note book menos por interés que por pasar el rato en algo entretenido, y no se tomó el trabajo de darme ninguna explicación, ni por eso ni por haber entrado sin avisarme.

Miré la cerradura, que estaba ilesa, y el Diablo sonrió. ¿Con quién me confunde, Dubin? El día que precise de una llave ya no seré quien soy, me dijo, y me invitó a servirme un whisky y relajarme. Es que ya se me acabó la botella, le dije sintiéndome un tonto ante su mirada. Hombre de poca fe, me respondió.

¿Usted cree que necesito de su botella para invitarlo a tomar un whisky?, me preguntó y, aunque ustedes crean que exagero, comprendí entonces el inmenso poder que tenía. Luego me dijo ya sin rodeos: vea, amigo. Ese al que usted conoció en la cueva de los perros, no es más que un demonio subalterno.

Me guiñó el ojo y me dijo que el jefe sabe que los verdaderos amigos de Satanás son los seres humanos, no los perros. De usted sólo necesitamos que deje esta advertencia en claro en sus Laberintos Humanos, que los lee bastante gente. No vamos a cambiar tantos miles de años de colaboración por un par de perros y un ser verde fosforescente.

Yo le dije que ponía en duda esa colaboración, y el Diablo alzó los brazos para decir ostentoso: ¡este Dubin!, ¡este Dubin! ¿Y yo que me lo hacía más inteligente a usted? Ya no se puede creer en nadie, concluyó para alcanzarme el vaso e invitarme a escucharlo.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD