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Laberintos humanos. Agente de Satanás

Domingo, 08 de noviembre de 2015 17:21
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Laberintos humanos. Agente de Satanás

El Diablo me contó que una chiquita se cruzó en el camino del hombre que no quería pagar por tanto que le había pedido, y que le había otorgado. Caen sobre nosotros muchos males por su culpa, señor, y ya gozó demasiado, haga el favor de pagarle al Diablo pues, le dijo la chiquita con los ojos llenos de lágrimas.

El hombre se volvió para ver si lo seguía, conmovido por el pedido de la niña. Él mismo estaba sorprendido de esa sensibilidad que ignoraba le quedara en su corazón, se volvió hacia mí y me pidió que lo llevara, me dijo el Diablo. ¿Y a que usted no sabe, Dubin, quien era mi agente en esta historia?

Lo sospeché con dolor. ¿Vio cómo son las cosas?, me dijo el Malo. Por eso le digo que la humanidad colabora conmigo más de lo que cree y más de lo que quiere, me dijo. Pero haría bien en irse de mi casa, le dije, que yo no le he pedido nada. Haría bien, me dijo el Diablo, pero todos por estas tierras saben del miedo que les tengo a los perros negros.

¿Usted cree que le cuento todas estas cosas sólo para que usted rellene sus Laberintos?, me preguntó. Lo hago porque no puedo irme pues, me dijo y tuve que salir con un par de piedras para espantar los perros de mi vecino, que se metieron corriendo en su casa y sólo así pude ver que Satanás se iba volando por la puerta de la mía.

Recién entonces pude estar tranquilo, servirme del whisky que había olvidado en mi mesa y echarme a descansar, que estos Laberintos recién los pude escribir en la mañana después de haber dormido más de diez horas corridas.

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