El 15 de diciembre, el Regimiento 28 de Infantería "Juana Azurduy de Padilla" cumplió 72 años de su creación, dispuesta por el Poder Ejecutivo Nacional tras la Guerra del Chaco que enfrentó a Bolivia y Paraguay.
Para celebrar su trayectoria se hizo un acto con la presencia de autoridades de los departamentos San Martín y Rivadavia y efectivos que pasaron a retiro en esta unidad que, desde su creación, mantiene una fuerte presencia en las comunidades del norte, en especial las más alejadas de los centros poblados como el Chaco salteño.
Su historia
Entre los años 1935 y 1938, el Gobierno nacional decidió la instalación de una unidad militar para proteger al alejado, inhóspito y en aquellos tiempos totalmente despoblado territorio al oeste del río Pilcomayo, colindante con Bolivia y Paraguay, región que con los años se conocería como el Trichaco.
Esa primera avanzada del Ejército Argentino se produjo el 16 de septiembre de 1932, fecha en que se instaló en la localidad de Aguaray un batallón perteneciente al Regimiento 18 Santiago del Estero y permaneció hasta mediados de 1935. En coincidencia con la tregua entre las dos naciones y la paz duradera de la cual Argentina fue uno de los garantes, el batallón regresó a su asiento de origen.
Pero en ese corto período de permanencia en el norte, el vínculo con las comunidades fronterizas se consolidó. La camaradería con los miembros de la comunidad dio origen a un club de tiro y a una banda de música, iniciativas a las que se sumaron muchos jóvenes de entonces. En el mes de enero de 1939, una brigada perteneciente al Regimiento 18 de Caballería se instaló en la localidad de San Ramón de la Nueva Orán, pero fueron las fuerzas vivas de Tartagal, la más pujante de las comunidades norteñas en la que ya se habían afincado inmigrantes y criollos provenientes de diferentes provincias argentinas los que impulsaron el pedido a las autoridades nacionales para la instalación definitiva de una unidad militar en esa ciudad.
Como respuesta a ese pedido, dos años más tarde arribaron las tropas del regimiento con asiento en Tucumán, quienes ocuparon las laderas de los cerros del oeste donde permanecieron varios meses. El honor de vigía le cupo al tercer Batallón del Regimiento 20 Cazadores de los Andes de Jujuy, quienes el 15 de diciembre de 1943 inauguraron las instalaciones ya construidas, estableciéndose así la actual guarnición militar.
Compromiso comunitario
La decisión de los pobladores de hace siete décadas atrás para solicitar la instalación de una unidad militar que diera protección y seguridad a las alejadas comunidades del extenso territorio nacional, fue un gran acierto. La ventaja se hizo evidente en muchas ocasiones cuando en el norte el clima se empecina con dificultar la vida de la gente. Las inundaciones por el desborde del Pilcomayo tuvieron en las tropas un aliado indiscutido que, con sus vehículos adecuados y la pericia de sus hombres para manejarse en zonas de gran dificultad, pudieron salvar vidas y bienes.
El alud
El 9 de febrero de 2009 el río Tartagal se abatió sobre la ciudad, se llevó la vida de dos personas y provocó millonarios daños materiales. Lo que se sufrió fue de tal gravedad que el aluvión imposibilitó que el centro de la ciudad pudiera comunicarse con barrios de la zona sur que habían sufrido el embate de toneladas de lodo. Fue el rápido accionar de los hombres del Regimiento 28, sumados los efectivos de la Gendarmería Nacional y la Policía Provincial, que lograron rescatar a vecinos de diferentes barrios como Santa María, lo que impidió un saldo más luctuoso. El Rimte 28 en esa ocasión entregó más de 145.000 raciones de comida que diariamente se preparaban en la unidad militar para alimentar a 1.900 damnificados en los primeros días y a 400 en las semanas siguientes. Eran familias que quedaron prácticamente sin nada.
También se puso el acento en la tarea sanitaria, cultural, social y educativa que realiza, día a día, en el norte salteño, inclusive con el sector privado, como con las petroleras.