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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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La subecretaría de Tránsito se inundó y no pudieron atender

Lunes, 28 de diciembre de 2015 11:17
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Las antiguas oficinas de la repartición municipal dieron muestras de sus deficiencias. Tan anticuadas son, que la secretaria de Obras Públicas, Beatríz Blanco, anticipó que si las reformas son muy costosas cabe la posibilidad de trasladar la dependencia a otro espacio físico.
Las instalaciones situadas en la intersección de las calles Santa Fe y San Juan, en pleno centro de la ciudad, se convirtieron en un archipiélago de islas, adonde se alternaban zonas de muchísima agua con otras donde se podía hacer pie en la estrecha sequedad. La gran cantidad de equipos electrónicos y la cercanía de la humedad con los interruptores de luz, ameritó que se cortara el servicio de energía y que se suspendiera la atención a los vecinos.
El director general de Coordinación de la Subsecretaría, Miguel Ángel Sosa, afirmó que "los techos ya son viejos, se han hecho reparaciones este año pero se ve que ya no es suficiente". En diálogo con El Tribuno, Sosa reconoció que "se tuvieron que suspender los servicios por una cuestión de seguridad y, por eso mismo cortamos la luz".
La arquitecta Blanco, por su parte, contó: "Mandamos a hacer inspecciones para tomar los recaudos de cuáles son las obras urgentes a realizar. Una vez que tengamos eso vamos a elevar un pedido a Hacienda para comprar los materiales". La funcionaria municipal aseguró que, si los costos son muy elevados, "la alternativa es trasladarlos a otra locación". El malestar de los empleados se hizo sentir, ya que según plantearon "es una situación que persiste desde hace años". Ante cada lluvia, se sucede su correspondiente inundación en las oficinas municipales. "Esto es un peligro, así no se puede trabajar, es una falta de respeto", vociferaban en medio de los charcos que se abrían paso en el lugar.
Pudo observarse cómo varios de esos empleados se vieron obligados a arremangar sus botamangas, sacarse sus calzados, y ponerse a escurrir sus espacios de trabajo con secadores. Algunos, en medio de la tragicómica situación, hicieron comentarios socarrones para alivianar la tensión. "Vamos a dar carnets para conducir lanchas", se oyó a decir a uno de los jocosos.
Otros, un tanto más molestos, emitieron decires que no tuvieron nada de afables. Imprecaciones de todo tipo no perdonaron rango ni jerarquía, se dirigieron a toda la cúpula de este y del anterior Ejecutivo municipal. El persistente panorama de desidia colmó la paciencia de los más irascibles.
"A mí no me importa que tomen represalias, pero esto hay que denunciarlo, es insostenible que sigamos trabajando en estas condiciones, mirame cómo estoy", esputó una oficinista del área de Asuntos Legales de la Subsecretaría, mientras mostraba su ataviado atuendo, más propio de un pescador que de una empleada administrativa.
La misma mujer, blandiendo el haragán, remató: "Mientras nosotros estamos acá, como siempre, el subsecretario ni se aparece".

"No pude hacer los trámites para renovar mi licencia"
Los sinuosos trámites para obtener la licencia de conducir, sea una renovación o sea por primera vez, en la mañana se vieron truncados por la fuerte tormenta que se hizo sentir en las dañadas instalaciones de la Subsecretaría de Tránsito.
Muchas personas cumplen horario laboral en las mañanas, por ello necesitan permisos especiales en sus trabajos para hacer las diligencias correspondientes. Eso, aunque no esté directamente vinculado con la requisitoria del municipio, hace aún más complicada la tramitación de la licencia.
Carmen Burgos es médica y vive en calle Mendoza, casi Olavarría. Ella fue una de las personas que ayer llegó por la mañana a las oficinas de calle Santa Fe. También fue la última en retirarse, ya que pretendía ser atendida a pesar de la negativa de los empleados.
En los lóbregos pasillos de la dependencia, ya con la luz cortada como medida de seguridad, Carmen hizo su descargo de la situación. "Me resisto a irme, es mi derecho que me atiendan, yo no puedo estar viniendo todos los días". La mujer hablaba con tono determinado pero pausado, sin caer en el nerviosismo propio de esos contextos.
"Me vine a las 8 de la mañana, entiendo que está todo inundado, pero esa no es mi responsabilidad", subraya Carmen, quien finalmente agregó: "Éramos muchos y todos se fueron".
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