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Se perdió la magia de jugar con las muñecas Yolanda Gatti | Lo mío es...

Domingo, 03 de mayo de 2015 00:00
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Coleccionar muñecas es una actividad quizás perdida en el tiempo pero latente para aquellas personas que ven en ellas a un tesoro difícil de valuar.
Recuerdos de la niñez, falta de recursos o la pobreza extrema, calaron en lo más profundo de Yolanda Gatti. Hoy disfruta de 125 muñecas antiguas que, en algunos casos, tienen más de 80 años.
De Alemania, Inglaterra, España, o de la misma Argentina, cada una de ellas adorna la enorme vidriera emplazada en el living de su casa.
Como si el tiempo volviera atrás, Yolanda rememora los días en que era niña y la única muñeca que tenía era una de trapo que ella misma había confeccionado.
Desde el muñeco número 100, sentado en un fino sillón Luis XV, hasta la primera muñeca, regalada por su cuñada hace más de 15 años, ellos son parte de su vida.
¿Cuándo nació el gusto por coleccionar muñecas?
Vengo de una familia muy humilde. Cuando era chiquita soñaba con tener una muñeca. Mis primas y amigas del barrio tenían, pero yo no y eso me dolía mucho.
Pero te dabas vuelta con lo que tenias
Cuando me hice un poco más grande, de 8 o 10 años, me las hacía yo con trapos. Las cosía, les bordaba los ojitos y jugaba con ellas. Mi mamá era viuda y éramos seis hermanos. Nunca me pudo comprar una muñeca. En esos años, estaban ya las de plástico y las de porcelana existían, aunque menos.
¿ En qué momento llegó la primera?
Ya estaba casada y una cuñada que no vive en Salta, sin saberlo, me trajo de regalo una muñeca antigua. Cuando la vi me quería morir de la emoción, pero hasta ahí no se me había despertado el gusto por coleccionarlas. Un día, en la calle, me encontré en la basura otra muñeca antigua y la mandé a restaurar. Creo que a partir de allí nació mi deseo de coleccionarlas y el aluvión fue llegando a mi casa.
De dos pasaron a más de cien..
Mi hija, que se fue a vivir a Buenos Aires, y mi hijo son mis grandes proveedores. En cada oportunidad que tienen, me regalan una. Antes que elegir un par de zapatos, joyas o perfume, elijo una muñeca.
¿Qué significa para vos tenerlas ?
Es algo muy especial, a cada una la disfruto mucho. Cuando puedo, me siento a mirarlas y pienso en cómo sufría antes por no tener una. Hoy tener tantas es como un premio de la vida.
Son muñecas especiales en lo afectivo pero también como colección
La verdad que si, son especiales, antes que nada por lo afectivo y también porque son de distintas partes del mundo. Algunas fueron hechas en Argentina, otras en Alemania, Inglaterra, España. Dentro de esas hay algunas que tienen más de 80 años, pero las más nuevas son de los años 50. Inclusive tengo otras que son marca "Evita", las que regalaba Eva Perón. Todas tienen nombres y una historia de cómo llegaron a mí.

¿Hay muñecos negros también?
Sí. Creo que antes se fabricaban más. Los que tengo son algunos de porcelana y la mayoría de una pasta de aserrín con cola. La mayoría fueron fabricados en Alemania y son de los años 30.

¿Son objetos de mucho cuidado?

El realidad estas muñecas fueron creadas para niñas. Siempre charlamos con mi hija de qué delicadas deben haber sido las nenas de esa época para jugar sin romperlas, porque son de porcelana. Hay varias que tienen restauración porque, con los años, se deterioraron.
¿Pensás ampliar la colección?
Quiero seguir ampliando. En su momento cuando tuve el muñeco número 100, pense que diría basta pero no fue así.

¿Crees que se fue perdiendo el gusto por jugar con ellas?

Por supuesto. Ahora las niñas ya no agarran las muñecas para jugar. Están con los celulares, que no son del todo buenos para ellas. Se perdió la magia de jugar con las muñecas, de coserles ropita y crear historias de madres e hijos. Espero que no desaparezca porque se trata de algo muy lindo y puro.

¿Cumpliste tu sueño entonces?

Sí. Eramos tan pobres... Mi casa era en un terreno con cuatro palos y bolsas de arpillera. Todo lo que tengo lo hice trabajando, a pulmón. De las 24 horas llegaba a descansar solo dos. Ver lo que logré, de no tener ni una muñeca a darme el gusto de coleccionar más de 100, es un sueño cumplido.

Dos favoritos
Juan De Dios y María son dos muñecos negros que forman parte de la colección de Yolanda Gatti gracias al destino.
"Cuando fuimos a conocer la casa que se había comprado mi hermana, se me dio por revisar el depósito y ahí encontré dos muñecos negros. Menos mal que tuve testigos de que me los encontré. Si no, hubieran pensado que yo estaba loca", relató a El Tribuno la mujer, simpáticamente, sobre la coincidencia.
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