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Laberintos humanos. De cara al sol | La ficción

Sabado, 30 de mayo de 2015 18:39
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Laberintos humanos. De cara al sol

El Varela que llevaba cubierto el rostro con el pasamontañas dibujó en el aire con su tacuara de PVC, y este juego le permitió engañar a Carla Cruz, que erró en su defensa y recibió la punta de la lanza en el muslo. El dolor fue horrible, pero no podía descuidarse si quería vivir, y levantó su arma para clavarla en el vientre del que la había herido.
Así cayó el Varela, cuando el sexto la atacó a pie. Se había apeado de su motocicleta para ultimar a la joven. Se le acercó agazapado para echársele encima, y ella se preparaba para esquivarlo cuando vio que el herido se sacaba el pasamontaña para entregar el alma de cara al sol.
La sorpresa la dejó desarmada, porque al tiempo que se volvía para esquivar al motoquero que la atacaba apeado, comprendió que el que moría era Pedro, hermano mayor de su amado Pablo. Gritó su nombre con espanto, cuando el que llegaba se detuvo al reconocerla, pero ella ya había arrancado la lanza clavada en su muslo para enterrársela en la frente.
El sexto quedó sostenido por la tacuara de pvc que le atravesaba el cráneo, y en ese rostro enrojecido por la sangre y el seso desparramado, Carla Cruz reconoció el rostro de Esteban Franco. Estaba matando a sus propios amigos, que por alguna razón que no comprendía se habían pasado al bando de los Varela.
Miró en derredor. Los bárbaros motoqueros batían palmas gritando con júbilo por el espectáculo, pero Carla Cruz ya no tenía fuerzas para combatir cuando un último Varela avanzó hacia ella con su motocicleta echando fuego por el caño de escape.

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