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Fatalidades imprevisibles o indolencias encubiertas | Panorama salteño

Domingo, 31 de mayo de 2015 00:00
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Es viernes. Cerca de las 20, la intensidad del tránsito en la ruta marca que llega el fin de semana y que muchos utilizan esa vía para retornar a sus hogares. Algunos tendrán que volver a circular por ese lugar al otro día. Otros, con alivio, deberán esperar hasta el lunes de la semana que viene. Hay ansiedad, apuro, poca luz y apenas 50 centímetros entre los vehículos que circulan de un lado y del otro en la estrechez de la cinta asfáltica.
De repente una camioneta derrapa y en milésimas de segundos se incrusta bajo el acoplado de un camión.
Solo por milagro los vehículos que vienen por detrás alcanzan a frenar antes de llegar a la zona de impacto. Vidrios rotos, hierros retorcidos, un silencio aterrador y ese olor inconfundible del combustible y el aceite de motor diseminado sobre la ruta. Olor a muerte; olor a tragedia. Una más.
La escena se repite decenas de veces al mes en el trayecto de la ruta nacional 34, que comprende a las provincias de Salta y Jujuy. Son unos 560 kilómetros del total de la transecta que une a estas dos provincias con Tucumán, Santiago del Estero y Santa Fe.
Se extiende cerca de 1500 kilómetros desde la Circunvalación de Rosario hasta el puente internacional de Yacuiba, en la frontera con Bolivia.
Es, en definitiva, la columna que recorre el territorio salteño de Sur a Norte y de la cual se desprende todo el entramado vial que comunica a las ciudades más importantes con las zonas productoras y turísticas, no solo de Salta sino de la región.
Es, sin dudarlo, una ruta simbólica que evidencia en forma inobjetable la importancia geopolítica del NOA.
Pero ni todo el peso estructural, ni la importancia de esta vía en el contexto de las comunicaciones nacionales e internacionales, parece haber logrado llamar la atención de las autoridades sobre la cantidad de muertes que se registran, sugestivamente con más frecuencia, en el trayecto boreal de la neurálgica ruta.
La dinámica de estos accidentes siguió patrones idénticos: primero derrape y después el vuelco o el choque frontal.
Lo que ha ocurrido en los últimos días (por no decir en las últimas horas) es increíble.
Pocos minutos después del hecho que arriba se relata cerca de Urundel, al norte de Salta, otra fatalidad ocurrió en Libertador General San Martín, en Jujuy, sobre la misma vía.
Las crónicas señalan que el 12 de mayo, la tragedia se volvió a instalar en esa ruta, pero a la altura de Río Piedras, con tres muertos. Otro choque frontal.
Unos días antes, un espectacular vuelco en Rosario de la Frontera había dejado otra carga de fatalidad.
Y los casos se dieron también en Lumbreras, Zanja Honda (cerca de Tartagal), Pichanal y Colonia Santa Rosa.
La dinámica de estos accidentes siempre siguió patrones idénticos: primero el derrape y después el vuelco o el choque frontal. El resultado, salvo por el número de víctimas, dejó siempre el balance de muertes y heridos de suma gravedad.
La reiteración no es coincidencia y resulta insólito que hasta el momento las autoridades no hayan tenido en cuenta estos detalles que se repiten asombrosamente.
Cuando las fatalidades ocurren una y otra vez, la casualidad toma la forma de impericia o indolencia.
Lo imprevisible deja de ser tal cuando la reiteración pone en evidencia que algo falla y ese es el mensaje y la luz de alerta de las tragedias viales que casi a diario ocurren en esa ruta y que se han vuelto una morbosa rutina policial.
Resulta más desesperante para quienes tienen que circular todos los días por allí, la incertidumbre que significa saber si van a volver a sus hogares o a sus trabajos.
Los resultados de un estudio reciente en esta parte del país, demuestran que en la mayoría de los accidentes, la imprudencia humana es la responsable y solo una mínima parte de las fatalidades responde a fallas mecánicas, cuestiones climáticas o problemas de señalización y estado de las rutas.
Pero esta conclusión no exime de responsabilidades a las autoridades competentes, sean estas nacionales, provinciales o municipales.
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