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Los avances de la ciencia, la enseñanza, las cuestiones académicas y el rol profesional estuvieron presentes.
Más de cinco mil profesionales se despliegan a lo largo y ancho del territorio nacional cumpliendo las más diversas misiones relativas al estudio del suelo y del subsuelo, su evolución en el espacio y en el tiempo, el potencial de sus recursos naturales (petróleo, gas, minerales, aguas subterráneas), los riesgos geológicos (terremotos, erupciones, derrumbes) y otros múltiples aspectos.
Las preguntas son: ¿podemos poner esto en números?, ¿cuánto vale la geología en Argentina?
Se esboza aquí esta cuestión tomando en cuenta solamente unos pocos asuntos pero que van a dar una idea general de la magnitud e importancia del tema tratado.
Juan José Nágera (1887-1966) fue un geólogo entrerriano que apenas si es recordado en su pueblo natal de Gualeguaychú. Sin embargo habría de descubrir algo revolucionario para el país.
En base a sus estudios geográficos y geológicos se dio cuenta de que la Argentina no terminaba sino que por el contrario continuaba mar adentro y que la plataforma continental era una proyección natural, sumergida, del territorio.
En 1927 planteó la "Doctrina del Mar Libre" o "Doctrina Nágera" esto es la soberanía de las 200 millas marinas. Para ello impulsó el Decreto ley 1386/44 donde se extienden los recursos naturales al Mar Epicontinental Argentino, que es la primera manifestación de soberanía sobre la plataforma continental.
Más tarde el Decreto 14.708/46, firmado por Juan Domingo Perón, inicia una serie de políticas de Estado argentinas.
Con ello se incorporaron un millón de kilómetros cuadrados al territorio nacional.
Nágera nos enseñó a pensar en una Argentina que escapa al clásico formato triangular de los mapas escolares.
¿Cuánto vale ese nuevo millón de kilómetros cuadrados? ¿Cuánto valen los recursos petroleros y mineros de la plataforma continental?
Carecemos de respuesta. Por su parte, la cordillera andina que nos separa de Chile, contiene cientos de depósitos minerales, entre ellos los grandes pórfidos de cobre y oro.
Cuando los geólogos comienzan a prospectar un territorio solo encuentran algunos cambios de color en la monotonía del paisaje que indican la presencia de rocas alteradas, oxidadas. Primero hay solo un cerro pelado de anatomía interna desconocida. Luego de muchos estudios donde se recurre a un mapeo topográfico detallado, análisis geoquímicos, técnicas geofísicas y perforaciones profundas se puede llegar a descubrir que existe allí un depósito mineral oculto, que contiene recursos medibles y que puede llegar a ser explotado económicamente.
En nuestro país se han descubierto y evaluado 50 millones de toneladas de cobre fino. Si tomamos en cuenta un valor actual de 6.000 dólares la tonelada estamos hablando de reservas económicas por 300 mil millones de dólares. Si lo pensamos, esto equivale a 30 veces el total de reservas con que cuenta el tesoro nacional. Y únicamente con el cobre. A ello podemos sumarle el oro.
Las reservas de oro están medidas y evaluadas en 4.500 toneladas. Tomando en cuenta que una tonelada de oro fino representa hoy unos 40 millones de dólares, estamos hablando entonces de reservas económicas por 180 mil millones de dólares. En muchos yacimientos, asociados al oro está la plata, tal como ocurre en Veladero y Pascua Lama en San Juan y en muchos otros depósitos de las provincias andinas y en Santa Cruz. Las reservas de plata son de 1.700 millones de onzas, a 16 dólares la onza estamos hablando de 27 mil millones de dólares. A ellos deben sumarse otros metales como zinc, hierro, plomo, antimonio; los minerales nucleares como el uranio y el torio; las tierras raras; decenas de minerales industriales; minerales no metalíferos; sales en general; rocas de aplicación para el cemento y la construcción (mármoles, granitos, calizas, arcillas, áridos), por nombrar solo algunos de los múltiples recursos minerales existentes en el territorio nacional. Todos ellos fueron descubiertos tras pacientes investigaciones geológicas llevadas a cabo durante décadas y mayormente por profesionales argentinos egresados de nuestras universidades. Aún cuando se puede intentar darles un valor global, ello escapa de momento al objetivo de este ensayo. Si en cambio se tienen valores globales para los hidrocarburos de Argentina, donde al recurso convencional se agregaron los recursos no convencionales de petróleo y gas del tipo "shale", o esquisto.
Las reservas totales argentinas de hidrocarburos, medidas y evaluadas, convertidas a petróleo equivalente, suman 175 mil millones de barriles. Hasta no hace mucho tiempo el barril estaba en 100 dólares y su precio ha caído a la mitad, fluctuando actualmente entre 50 y 60 dólares. Si tomamos el valor de 50 dólares y lo aplicamos a los 175 mil millones de barriles obtenemos reservas económicas por valor de 8.750 billones de dólares. Esto representa unas 300 veces las reservas del tesoro nacional. Todos los recursos que hemos mencionado, cobre, oro, metales, no metales, minerales nucleares, hidrocarburos, etcétera están bajo tierra y la única manera de que generen riqueza genuina es extrayéndolos, beneficiándolos y comercializándolos a lo largo de una virtuosa cadena de valor. Humboldt, Raimondi, Perón y otros estadistas americanos fueron muy claros al sostener que no se considera riqueza lo que está bajo tierra sino lo que se ha extraído.
Todavía nos queda otro importantísimo recurso cuyo hallazgo depende de la ciencia de los geólogos y más precisamente de los hidrogeólogos. Se trata del agua subterránea que da vida a las ciudades, la industria, el campo, la minería y otras múltiples actividades económicas. La Argentina participa del acuífero Guaraní en su sector oriental, del acuífero Toba por debajo de la llanura chaqueña y del acuífero Puelche por debajo de la Pampa húmeda. Todos ellos suman volúmenes extraordinarios en hectómetros de agua contenida. Téngase presente que sólo el acuífero Guaraní es la segunda reserva de agua dulce más grande del planeta. ¿Cuánto vale ese inmenso patrimonio hídrico? Un tipo especial de aguas subterráneas son las salmueras híperconcentradas de los salares andinos ricas en litio y potasio. Se dijo, tal vez exagerando, que el litio de los Andes Centrales de Bolivia, Chile y Perú es equivalente al petróleo de Arabia Saudita. Lo cierto es que en las últimas décadas se evaluaron recursos por varios millones de toneladas de carbonato de litio equivalente y eso puesto en números es una cifra considerable. El trabajo mancomunado de los geólogos y otros profesionales de las ciencias de la Tierra (geocientíficos), permitió descubrir y cuantificar enormes reservas de recursos naturales, renovables y no renovables, que han incrementado sustancialmente el patrimonio económico de la Nación.