"¿Nunca mirás a alguien y te preguntás qué se le pasará por la cabeza?". A esta pregunta la última producción de Disney Pixar responde con la creación de un universo introspectivo de gran originalidad. Un comando central operado por cinco personajes digita los actos y estados de ánimo y conciencia de Riley Anderson. Ella es una niña feliz que a los 11 años entra en la preadolescencia. Esta etapa compleja de su vida coincide con un cambio de trabajo de su padre, que obliga a toda la familia a dejar Minnesota y afincarse en San Francisco. Ciudad, escuela y compañeros nuevos pondrán su mundo patas arriba. También el de Alegría, que maneja casi privativamente la consola; Miedo, "a quien se le da muy bien mantener a Riley a salvo"; Furia, "que tiene un alto sentido de la justicia"; Desagrado, "quien básicamente impide que Riley se envenene", y Tristeza, "que no se sabe muy bien para qué está, pero sí que no tiene adónde ir".
Una disputa entre Alegría y Tristeza las lleva directo a la laberíntica memoria a largo plazo de Riley. En este proceso se destruirán cuatro islas de la conciencia primigenia de la niña: las bobadas, el hockey, la amistad y la honestidad.
La última isla, la familia, tambalea mientras Alegría y Tristeza viajan por Imaginalandia, se inmiscuyen en el set del equipo de producción de sueños, atraviesan la habitación del pensamiento abstracto y la zona del terror, buscando abordar el tren del pensamiento que las lleve de regreso al comando central. Todo con urgencia porque Riley está a punto de transformarse en un ser carente de emociones.
Cómo la vio el público
"Tiene momentos sumamente hilarantes y otros bien abajo, pero bien. Creo que lo que más me gustó es la caracterización de los cinco personajes. Solo Alegría puede comentar que no encuentra diferencia entre un hecho y una opinión", dijo Oscar Balmaceda (21). De hecho, las emociones, iridiscentes y como hechas de gomaespuma, tienen aspecto de oficinistas, salvo Alegría. La líder está dotada de una apariencia particular, como de hada Campanita, y es la única que escapa al monocolor. Tan singular es su figura como sus conclusiones y argumentos. Otros espectadores apuntaron a la filiación del filme con Pixar, que encarnó en los 90 la vanguardia del
cine de animación. "Pixar volvió a poner temáticas y situaciones que la hicieron tan valiosa en su momento. Es bueno que inviertan tiempo, dinero y talento también en el guión. En particular rescato la parte del pensamiento abstracto", expresó Juana Santiago (45). Ella, declarada fan del universo Pixar, dijo haber quedado muy desilusionada con Monsters University, la última secuela de la espectacular Monsters Inc. "La idea de esta película es muy original y el desarrollo siempre entretenido. Ya leí que algunos encuentran un cierto parecido entre la relación de Alegría con Tristeza y de Buzz con Woody. Sin embargo, yo no lo veo tanto como un robo, sino más bien como un homenaje", opinó Juan Carlos Giménez (34). Justamente Toy Story es la saga dilecta de Pixar y el primer largometraje del estudio. Distante 20 años con Intensa-mente, el paralelismo es válido, salvo que la relación entre los primeros parte de un sentimiento de rechazo hacia Buzz de parte de Woody, quien siente que Andy lo reemplazó por el navegante espacial, mientras que Alegría no comprende la utilidad de Tristeza.
Finalmente, este es el punto crucial del argumento: la revalorización de un sentimiento denostado en una sociedad que solo vitorea los estados de placer intenso.