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El presidente Javier Milei ha dado un paso en su estrategia para transformar el sector energético de Argentina. A través de la firma de los decretos 450 y 452/2025, se lleva adelante una reforma profunda que reestructura por completo los organismos encargados de regular la energía eléctrica y el gas en el país. Los históricos ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad) y ENARGAS (Ente Nacional Regulador del Gas) quedan disueltos, y se crea un único ente regulador con amplias competencias que abarcará ambas áreas.
Esta reforma está alineada con la Ley 27.742, la cual otorga facultades al Ejecutivo para avanzar con la simplificación y modernización del sistema energético nacional. Según fuentes oficiales, la medida tiene como objetivo fortalecer la competencia, liberalizar las contrataciones entre privados, y asegurar la libre elección de proveedor por parte de los usuarios. Esto se traduciría en un mercado más competitivo y transparente, con tarifas que reflejarán de manera más fiel los costos reales.
Uno de los puntos clave de la reforma es la obligación que se le impone a los distribuidores para contratar energía en el mercado a término, lo que se espera ayude a transparentar los precios y a garantizar una mayor competitividad en el sector. Además, la normativa introduce modificaciones a las leyes 15.336 y 24.065, que regían los marcos regulatorios previos, buscando adaptarlas a las exigencias de un mercado energético globalizado.
El Decreto 452 establece la creación de un nuevo organismo: el Ente Nacional Regulador del Gas y la Electricidad. Este ente tendrá autarquía e independencia funcional y presupuestaria, lo que le otorgará la capacidad de fiscalizar el cumplimiento normativo y aplicar sanciones. También se encargará de asesorar al Poder Ejecutivo y formular los presupuestos correspondientes para el funcionamiento del sistema energético.
La transición entre los entes disueltos y el nuevo organismo será coordinada por la Secretaría de Energía, que garantizará la continuidad operativa de los servicios y la integración del personal y los recursos de los entes actuales al nuevo ente regulador. Según las autoridades, esta reforma busca simplificar la administración del sector, atraer inversiones extranjeras y mejorar la inserción de Argentina en el comercio energético global.
¿Qué impacto tendrá para los usuarios? La reforma podría significar, en el corto plazo, una mayor libertad para elegir proveedores de servicios de gas y electricidad, lo que podría generar beneficios a nivel de tarifas para aquellos usuarios que logren acceder a ofertas más competitivas. Sin embargo, también se abre el debate sobre cómo se gestionará esta nueva estructura, el control sobre las tarifas y el acceso a los servicios.
Con la disolución de los entes reguladores tradicionales, y la creación de este nuevo organismo, la reforma de Milei avanza con fuerza, marcando un cambio trascendental en la gestión de la energía en Argentina. Si bien la medida apunta a mejorar la competencia y la transparencia, los efectos sobre el bolsillo de los argentinos y el futuro del sistema energético son aún una incógnita. ¿Será esta la reforma que el país necesita, o una medida apresurada que pone en riesgo la estabilidad del sector? El tiempo dirá.