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Hermes Trismegisto, el Tarot y la sabiduría oculta de muchos miles de años (6) | Astrología

Sabado, 25 de julio de 2015 00:04
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En la serie de notas anteriores hemos realizado un vistazo rápido por las seis primeras leyes que rigen el universo según el libro sagrado del Kybalión.
Este escrito, cuyo origen se pierde en la noche los tiempos en el antiguo Egipto, es atribuido a un sabio llamado Hermes, quien luego sería conocido como Hermes Trismegisto, el tres veces grande, o el tres veces nacido.
Los egipcios antiguos los consideraron un dios y lo llamaron Thot. A él se le atribuye también el Tarot original, que según los antiguos es el compendio de toda la sabiduría del humanidad encriptado en un juego de 78 cartas.
Este será el tema que analizaremos en las próximas notas.
Los seis primeros principios del Kybalión son: el principio del Mentalismo, el principio de Correspondencia, el Principio de Vibración, el Principio de Polaridad, el Principio del Ritmo y el Principio de Causa y Efecto.
El séptimo principio o ley
El séptimo y último es el principio de Generación. El libro sagrado dice: "La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos".
Este principio encierra la verdad de que la generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto es verdad, no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual.
En el mundo físico este principio se manifiesta como "sexo", y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste y es el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio.
La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han confundido la mente de los hombres. Este principio creador obra siempre en el sentido de "generar", "regenerar" y "crear". Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio.
Si desean conocer la filosofía de la creación, generación y regeneración mental y espiritual, deben estudiar este principio hermético, pues él contiene la solución de muchos de los misterios de la vida.
Les advertimos que este principio nada tiene que ver con las perniciosas y degradantes teorías, enseñanzas y prácticas, que se anuncian con llamativos títulos, las que no son más que la prostitución del gran principio de generación.
Tales teorías y prácticas no son más que la resurrección de las antiguas doctrinas fálicas, que solo pueden producir la ruina de la mente, del alma y del cuerpo y la Filosofía Hermética siempre ha alcanzado su verbo de protesta contra esas licencias y perversiones de los principios naturales.
Si lo que desean son tales enseñanzas, deben irlas a buscar a otra parte: el hermetismo nada contiene sobre ellas. Para el puro todas las cosas son puras; para el ruin todas son ruines. Por eso, el discípulo puede abrir las puertas del templo del conocimiento mental y psíquico y entrar en el mismo, libre e inteligentemente. Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y cómo y por qué todas están subordinadas al dominio de la mente.
Un antiguo Maestro escribió: "El que comprenda que el universo es mental, está muy avanzado en el sendero". Y estas palabras son tan verdad hoy en día como antes. Sin esta clave maestra el adeptado es imposible, y el estudiante que no la posea llamará en vano a la puerta del Templo.

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