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Cabe resaltar que la demodexia, también conocida como sarna roja o sarna demodécica no es una enfermedad contagiosa para otros perros ni para las personas, ya que solo la desarrollan los animales predispuestos. Esta tendencia a padecerla es hereditaria, por lo tanto se recomienda que los perros que sufren demodexia no se reproduzcan para evitar pasar a sus cachorros este problema que puede llegar a ser bastante difícil de controlar. Por lo general la enfermedad aparece en cachorros a partir de los 4 meses. Ellos pueden mejorar y ya no volver a mostrar recidivas o, por el contrario, volver a enfermarse durante toda su vida ante cualquier situación en que bajan las defensas.
Este trastorno se puede dar de tres formas distintas. Cuando se trata de una demodexia localizada, se observan unos parches aislados de piel sin pelo, principalmente en la cara y alrededor de los ojos. La suelen sufrir los cachorros y, en un 90% de los casos, este tipo de demodexia desaparece sola, en un período de uno a tres meses. Se sugiere esperar ese tiempo antes de iniciar cualquier tratamiento, para darle tiempo al sistema inmune de que termine de desarrollarse (en algunos cachorros el sistema puede estar todavía inmaduro) para defenderse y eliminar el parásito. Si la enfermedad avanza, la piel se infecta o el trastorno persiste más allá de cuatro meses, entonces hay que recurrir al veterinario. Cuando aparece de forma generalizada, se pueden ver manchones sin pelo por todo el cuerpo. Además, se forman costras en la piel, y pústulas sangrantes que emanan un olor desagradable. Algunos cachorros suelen presentar fiebre, cansancio y falta de apetito. En estos casos, hay que tratar al perro cuanto antes para detener el avance de la enfermedad. El tercer caso es el de la pododemodicosis. En este caso, la sarna sólo aparece en pies y manos. Es la forma más resistente de la demodexia porque los parásitos están a gran profundidad en la piel y son más difíciles de erradicar.