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Alrededor de las 18, todo parecía normal en la casa de Hilda Mamaní, de 50 años. Ella estaba planchando ropa, su hija de 12 años lavando los platos y su otro hijo de 15, Fernando Tejerina, se dirigía a una de las habitaciones ubicada en el fondo de la vivienda para enchufar un ventilador.
Segundos después, un grito desgarrador se escuchó. Era Fernando pidiendo auxilio. Había sufrido una descarga eléctrica. Hilda corrió hasta la pieza y al ver a su hijo que temblaba quiso ayudarlo y le agarró la mano, pero corrió la misma suerte. Minutos después los vecinos de la cuadra se acercaron y bajaron la llave térmica. Hilda y Fernando quedaron tendidos en el suelo, sin vida.
Un llamado al 911 alertó sobre el lamentable suceso. Un patrullero y una ambulancia del Samec arribaron a la humilde casa, construida con maderas y chapas, con conexión de tendido eléctrico aéreo precario, según un informe policial.
Personal de Criminalística realizó las pericias de rigor. La niña de 12 años tuvo que ser asistida por el Samec y trasladada al hospital San Vicente Paul por una crisis de nervios.
La Fiscalía Penal 1 ordenó la intervención del médico legal y exámenes a los cuerpos, como así también que Criminalística certifique todo el hecho.
Los vecinos manifestaron su malestar e indignación por lo ocurrido.
"Este barrio está postergado. Somos pobres y por eso nos pasan las peores cosas. Ahora mismo esto es un barrial en el que no se puede ni entrar. Nos duele mucho lo que pasó con Hilda y su hijo", dijo acongojada una vecina.